Las mentiras tienen patas cortas, es algo que todo el mundo sabe o sabrá tarde o temprano, ya sea mintiendo o siendo la víctima de aquellas palabras disfrazadas con una falsa realidad.
Aún así, nadie se salva de esas palabras engañosas. Todos alguna...
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⚠️ ADVERTENCIA: en este capítulo hay escenas y diálogos de índolesexual. Si no te gusta esta clase de contenido, te invito a saltártelo y evitarinsultos⚠️
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Reki no tardó en encontrar el departamento en el cuál su amiga viviría ahora en adelante, ya que era un hecho el que este está bastante cerca de la escuela y había divisado ese edificio con anterioridad.
Mientras subía las escaleras con cierta impaciencia, su mente hizo que se percatara que ya no podrían encontrarse en aquella esquina para ir juntos a clases. Eso lo desanimó un poco, ya que ella era la razón por la cual él se despertaba tan entusiasmado.
Aún así, con los nervios a flor de piel, buscó con la mirada un número en particular que le daría a entender dónde se encontraba la pequeña Matsuda. Mientras murmuraba los números, frunció ligeramente el ceño.
-Ochenta y seis, ochenta y siete y...-se detuvo en una de las cuantas puertas grises.-¡Ochenta y ocho!
Sin esperar más tiempo, ya que estaba inquieto y ansioso, golpeó la madera exactamente tres veces. Incrementó la fuerza del agarre de su tabla y apretó los labios con nerviosismo. Sus pies se encontraba sumamente inquietos, pero hizo lo posible para que estos se mantuvieran en su lugar.
