Capítulo 16: Lo mejor para los dos

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El sol ya se estaba escondiendo en el horizonte, haciendo que el cielo estuviera teñido de unos suaves tonos anaranjados. (Nombre) recientemente había terminado sus mandados, por lo que se encontraba caminando con tranquilidad directo a su departamentos con tres bolsas de compras.

Cuando estaba ya una distancia considerable de las escaleras, pudo visualizar una caballera celeste. Rápidamente pudo percatarse de que era Langa, quien estaba sentado en un escalón con la mirada bastante perdida.

Algo malo pasaba y, el hecho de que estuviera solo, significaba que tenía que ver con Reki.

Aceleró un poco el paso, posicionándose por fin en frente del chico. Él elevó la mirada con una expresión que irradiaba preocupación, cosa que hizo que ese sentimiento le fuese transmitido automáticamente.

—¿Langa? ¿Qué sucedió?—preguntó intentando mantener sus nervios a raya.

—¿Está o estuvo Reki contigo?—ignoró la pregunta, notándose ansioso.

—¿Eh...? No... No lo veo desde que salimos de la escuela, ¿por qué?

—No está.—respondió titubeando ligeramente.—No sé dónde está. No lo encuentro por ningún lado. No responde los mensajes ni las llamadas.

Usualmente no solía ser muy expresivo con su rostro y palabras, pero en ese momento se notaba a simple vista lo mal que se sentía por la aparente desaparición del pelirrojo.

—¿Cómo que no está?—la chica redució la distancia, comenzando a desesperarse.—¿No está en su casa o...?

—Ya busqué en todos lados, (Nombre). Su madre me dijo que quizás estaba contigo...

Sin decir otra palabra más, ella se apresuró a subir las escaleras con rapidez y entrar a su departamento. Menos de cinco minutos después, volvió a aparecer sin las bolsas y con su patineta en mano.—Vamos a buscarlo, no debe estar muy lejos.

El Canadiense asintió firmemente tomando la muñeca de la chica y corriendo hacia un lugar que ella por el momento desconocía pero era guíada.—Hay algunos lugares que todavía no revisé, vamos.

[...]

Las equis dibujadas en la tierra eran cada vez más y, a pesar de encontrarse exhausto, no quería detenerse. Deseaba con todo poder llegar y tocar aquella estrella que estaba en lo alto de la pared, pero no lo logró y dudaba de poder hacerlo.

Se recostó en el suelo, derrotado y en su límite tanto físico como mental. Aún no lograba tocar el dibujo y, en cada intento que hacía, parecía estar más lejos de lograrlo. Ya no sabía qué hacer para no quedarse atrás.

Extendió su mano con un casi imperceptible temblor.—Langa...—susurró.—(Nombre)... Son inalcanzables para mí.

La lluvia había comenzado y la noche se apoderó de la ciudad. Reki ahora se encontraba caminando por las calles siendo iluminado únicamente por las farolas y su tenue luz blanca. Su paso era lento y deprimente, con las manos hundidas en los bolsillos y siendo empapado por la lluvia.

De la nada, se percató de que alguien estaba parado junto a un farol completamente estático. Levantó la mirada sorprendido encontrándose con Langa mirando el suelo y siendo empapado igualmente por la lluvia.

El pelirrojo no quería enfrentarlo, no deseaba ni tenía los ánimos de hablar con él, así que decidió dar la vuelta e irse pero, antes de dar un paso, el Canadiense lo interrumpió.

—¡Reki!—espetó en un alto tono de voz.—Bienvenido. (Nombre) y yo te estábamos buscando. Ella ahora está por la zona buscándote, yo me quedé aquí por si aparecías. Seguro no tardará el volver...

Infinidad | Reki Kyan x Lectora ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora