¡Enséñeme!
Ese día nuevamente había hecho un frío insoportable que calaba los huesos como arañas escurrudizas en la piel. YoonGi estaba aferrando su bufanda color vino por encima de su nariz con su pulgar para que no cayera, y a su vez, intentaba abrir la puerta del salón el cual se encontraba ya totalmente vacío. La hora del almuerzo había sido el llamado en forma de timbre estruendoso que le causó jaqueca, y todos habían corrido con sus cosas antes de que pudiera terminar de explicar la importancia de la relación entre la oralidad y la escritura.
Se encontró a sí mismo maldiciendo porque un par de libros se cayeron de sus manos y su bolso resbaló de su hombro hasta quedar colgado con molestia de su antebrazo, entorpeciendo aún más todo. La frutilla del pastel era el dolor retumbante en su cabeza que llegaba hasta el puente de su nariz y era tan sólo obra de su estúpido resfrío.
"Maldición", había mascullado entre dientes cuando no pudo tomar con una sola mano aquello que había caído, pero sus intentos torpes se detuvieron al escuchar la puerta siendo tocada.
Su entrecejo se arrugó bajo lo liso de sus cabellos azabaches, y es que tal vez necesitaba un corte pues apenas podía ver tras ellos.
"Adelante", murmuró, bajando de nuevo su mirada hacia los libros que intentaba arreglar, pero su voz provocó que se volviera a detener en seco.
"Buenos días, sunbae-nim". Aquella voz fue dulce a los oídos de YoonGi y sus ojos no tardaron en alzarse rápidamente hasta encontrar lo suave de su rostro brillando frente a sí con una pequeña sonrisa de pecas diminutas.
"Buenos días...", cuando se incorporó, la diferencia de altura le hizo inclinar su rostro para no perderle de vista, y él seguía sonriendo con una pureza deslumbrante. "¿Qué te trae por aquí?", cuestiona, sin embargo, intentando disipar aquello en su cabeza.
"¡Oh! Bueno, umh, antes de decirlo, me gustaría saber cómo se encuentra usted". Él otra vez está jugando con el borde de su ropa y sus ojos claros no le están sosteniendo la mirada porque se concentra en desviarla a algún punto aleatorio en el aire.
El pelinegro está curioso de su presencia, pero no procede a insistir por una respuesta, en cambio él la da.
"Estoy resfriado, pero no es nada grave, siempre sucede", expresa al fin, ladeando una sonrisa urbana que Jimin siente golpear directo a su pecho y estómago, alterando todo sólo por ver una pizca del blanco de su colmillo. "¿Y tú?"
"Y-yo estoy-estoy bien, muy bien, sí", parece dar un brinco sobre sus talones al mecerse en su lugar y YoonGi siente una risa volar en su garganta porque es adorable simplemente verlo. "¿No se siente exhausto? Debería estar en su casa descansando si está enfermo".
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pure skin © yoonmin.
FanfictionÉl tan sólo tenía dieciséis años cuando se enamoró perdidamente de un hombre que doblaba su edad y sabía escribir palabras hermosas. ---- contenido explícito y sensible, leer con consentimiento. ---- ©irregularvoice ;; portada hecha por la lindura...