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Imaginación.

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Jimin había vuelto a su casa rápidamente tras recuperar a su perra y también, de alguna manera u otra, con un libro sostenido con fuerza contra su pecho, pero precavido de no arruinar ningún rincón de este, inclusive cuidando de que ninguna mancha posible del exterior llegara a tocar la misma tapa del susodicho.

Su corazón palpitaba con fuerza mientras soltaba, ya dentro de su casa, al peludo animal que fue directo a echarse sobre el sofá de la sala, y no tardó en seguir su camino con la sonrisa más grande que sus mejillas podían aguantar. Con curiosidad y emoción escurriendo por sus dedos, acarició las letras que conformaban el título de la portada. Realmente creía que era precioso, incluso podía decirse que el libro estaba casi nuevo por su notable poco uso.

Cuando sus dedos se deslizaron entre los pliegues para abrirlo, saltó de su sofá al escuchar el repentino llamado por su nombre con la voz chillona de su hermano, llevándolo a cerrar rápidamente el libro cuando divisó al mayor frente a él portando su mirada impaciente.

"¿Qué hacías?". Cuestionó el más alto, un tanto curioso en lo que su hermano cargaba entre sus manos.

Jimin se ruborizó nuevamente y negó con su cabeza, "Nada". Simplemente musitó.

Seokjin arqueó una de sus oscuras cejas, mirándole inquisitivo por unos segundos, hasta que acabó por suspirar y encogerse de hombros.

"Venía a decirte que no hace falta que me acompañes, iré con Kihyun, anda por el vecindario en su auto así que me pasará a buscar. Es más fácil que ir en la moto". Explicó mientras estiraba sus brazos por sobre su cabeza, dejando notorio el cansancio que llevaba a cuestas.

Sabía de antemano que el mayor estaba en período de exámenes, era muy obvio que se la pasaba entre libros y apuntes ya que varios andaban esparcidos por la casa, sin mencionar las ojeras que lideraban bajo los oscuros orbes de este. Aquello le hacía pensar en cuando a él le tocara estar en la universidad. Lo difícil que sería llevar al día todas las tareas, exposiciones, exámenes y trabajos, y el simple pensamiento le causaba escalofríos. No se consideraba de lo más inteligente, incluso se denominaba a sí mismo muy torpe, también sus amigos lo creían, e inclusive su hermano o su madre de vez en cuando lo regañaban por andar en las nubes.

Era muy distraído, realmente deseaba que en un futuro aquello cambiara y dejasen de llamarle así.

La bocina de un auto fuera de la casa se escuchó. Ambos hermanos dirigieron su mirada hacia la ventana y, efectivamente, era el amigo del mayor. Seokjin se despidió de Jimin con un revolver de su cabello que hizo refunfuñar al más joven, y salió por la puerta de casa hasta escuchar el motor del auto rugir y cómo este comenzó a oírse lejano hasta traer de vuelta el reinado del silencio.

pure skin © yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora