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Fiebre.

YoonGi está recostado en su cama con la mirada perdida en lo opaco del techo sobre él

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YoonGi está recostado en su cama con la mirada perdida en lo opaco del techo sobre él. No logra moverse sin sentir una punzada ardiendo en su cabeza. La fiebre que baña su cuerpo había aumentado en las últimas horas como la carraspera anudada en su garganta.

"Tch... Realmente estoy enfermo ahora", musita al aire, parpadeando con pesadez.

Los últimos días había pasado ignorando los ligeros síntomas. Estar atareado con el trabajo simplemente no le dejaba responsabilizarse de su salud, era incluso molesto para él detenerse un momento a pensar en ello, y sin embargo, ahora estaba pasando factura por sus decisiones y acciones imprudentes.

Era realmente molesto.

Con un estornudo que retumbó en sus oídos hasta taparlos por un instante, entre quejas por lo bajo, se levantó de la cama, sintiendo todo el peso del mundo encima suyo, aplastándolo. Sus pies descalzos sonaron en el silencio de su casa y fueron hacia la cocina, directo a buscar otra aspirina para la migraña. Había avisado temprano por la noche de ayer a la cátedra que no asistiría a dar sus clases por esa semana, y tal vez podría mejorarse en cuestión de un día o dos, pero lo vio como una excusa perfecta de tomarse unas mini-vacaciones. Aún así, se sentía patético por lo mismo, esclavo de su trabajo.

El vaso de agua se vació junto a la aspirina que pasó apretada en su garganta. No había almorzado, no tenía apetito, sentía náuseas tan sólo pensar en algún tentempié siquiera y quería vomitar todo el agua que había estado ingiriendo solamente en lo que iba de día.

Ya rozaban las cuatro de la tarde. Había perdido la noción del tiempo ante todo lo que había estado durmiendo; despertaba, volvía a dormir, despertaba a tomar agua, volvía a la cama a dormir. Toda la noche, la mañana y parte de esa tarde sólo estuvo durmiendo, y aún así sentía que no era suficiente. Para variar, la fiebre era tan alta que sentía su cuerpo arder hasta la punta de sus dedos. Se cuestionaba si debería o no ir al hospital a que le dieran aunque sea una inyección, pero la sola idea de cambiarse de ropa, tomar sus cosas, subir al coche y manejar hasta allí, le hacía agitarse del cansancio.

"Se debería pasar con las pastillas", afirmó para sí mismo, refregando sus ojos afiebrados, una vez más, exhausto.

Camino de vuelta a su habitación, el tocar de la puerta le hizo frenar su andar y fruncir su entrecejo con desconcierto. No esperaba a nadie, mucho menos en esas condiciones. Decidió simplemente ignorarlo, la persona se iría al ver qué nadie respondía. No obstante, los toques volvieron a sonar pausados en la madera y gruñó por lo bajo, intentando seguir su camino.

Ya se irá quien sea, eso había pensado, pero no se detuvieron como martilleos insoportables a sus oídos.

Exasperado, caminó a zancadas hacia la puerta, abriendo de esta de un jalón sin siquiera ver de quién se trataba.

pure skin © yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora