23

5K 521 417
                                    

Secreto.

"Me gustaría escuchar tu explicación, Park Jimin".

Su madre parecía furiosa de una forma pacífica. Era extraño de explicar, pero sus ojos podrían comérselo vivo.

Jimin siente sus manos sudar y rasca su mejilla con nerviosismo latente.

"Y-yo fui a casa de Tae para hacer unas tareas y luego me invitó a quedarme a dormir para ir mañana juntos a la escuela, y mi teléfono se apagó y no pude decirte a tiempo, y no recordaba tu número para llamarte, y me quedé dormido, y entonces a la mañana me sentí muy mal de repente, y tenía fiebre, y me dolía la garganta, y entonces Tae me dijo que me quede en su casa, y luego me acompañó hasta aquí y ahora estoy aquí", sus palabras fueron veloces, tanto así que tuvo que tomar una bocanada de aire en su extensa historia inventada.

La mirada de la mayor se mantuvo firme en ese silencio momentáneo mientras Jimin jugaba con sus dedos, sintiendo sus mejillas enrojecidas y abundando en calor.

"¿Y aún tienes fiebre?" Indagó de repente.

"¿Eh?" Jimin musita consternado.

"Tienes el rostro rojo cual tómate", indicó, acercándose para tomar la temperatura con el dorso de su mano en su frente. "Vuelas en fiebre, Park Jimin", más que una afirmación, sonó como reproche.

"Lo siento", murmuró apenado y su madre simplemente suspira, besando su cabeza.

"Te haré un té con miel, vas a descansar el resto del día así mañana te sientes mejor ¿De acuerdo?" Jimin asiente y se retira a la sala tras indicación de su madre.

Sentándose en el sofá, cubre su rostro con vergüenza, incapaz de reconocer que su madre le había creído todo su invento. En parte se sentía mal por estar mintiéndole a la cara, pero sería una locura meramente pensar en decirle la verdad.

Lo mataría.

Mientras esperaba el té que su madre mencionó, le mandó mensaje a su mejor amigo agradeciéndole por ayudarle en su pequeño fraude, y éste simplemente le respondió con que le debería comprar en la semana su almuerzo por tal favor a cambio, a lo que el castaño aceptó ciegamente. Negarse a tales alturas era bastante imprudente.

Su madre regresó con él, dejando la taza de té entre sus manos y sentándose a su lado, encendiendo el televisor. Al parecer tenía día libre pues no solía estar a esas horas en casa, por lo que le dedicó una pequeña sonrisa que la misma correspondió, abrazándole suavemente mientras miraban un drama que encontraron en el zapping de canales.

Con ello la tarde se pasa en un par de horas. Jimin se sentía un tanto cansado, y tal vez se debía a que no durmió apropiadamente anoche. No porque algo se lo impidiese, pero se sentía de alguna forma fuera de lugar en la casa del profesor. No de mala manera, claro, sino más bien porque dormir a su lado se sentía irreal, y en vez de apretar sus párpados para conciliar el sueño del todo, a los minutos se despertaba para observarle dormitar cual bebé. El cansancio no le llegaba al momento de admirar cada partícula que conformaba su perlado rostro. Para cuando este se despierta, le despierta también, y el castaño, con apenas pequeñas siestas a lo largo de la noche, siquiera podía abrir del todo sus ojos mientras se vestía.

pure skin © yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora