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Tras las clases.

Desde lo ocurrido en la biblioteca de la universidad, Jimin y YoonGi se acercaron más pronto de lo imaginado

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Desde lo ocurrido en la biblioteca de la universidad, Jimin y YoonGi se acercaron más pronto de lo imaginado. Las visitas del menor al hogar del profesor no eran excesivamente seguidas, pero al menos aquella semana, desde el lunes, había ido tres veces tras lograr crear una mentirilla blanca para su madre quien, con bastante intriga, le había preguntado por qué se estaba ausentando con tanta frecuencia de repente. Con la excusa de los exámenes, el castaño le mencionó que había estado teniendo "tardes de estudio" con su mejor amigo, Taehyung, quien por supuesto lo había afirmado vía llamada ese mismo día, aún si su compañero siquiera se había aparecido por su casa, confiando que luego le contaría en qué andaba metido.

Jimin dejó su teléfono de lado tras un suspiro pesado de profundo alivio luego de leer el mensaje de su compañero.

"¿Todo está bien?", a sus espaldas se oye, sintiendo una mano tibia deslizarse por su mandíbula.

"Lo está", musitó, colorado cual tomate. "Mi madre había llamado a Tae para saber si es que estaba con él".

"¿Y dónde se supone que estás entonces?", el cuestionamiento es susurrado con un tono ronco que provoca escalofríos en el muchacho.

"En su casa... estudiando para los exámenes", le siguió el juego, posando su mano sobre la que está sosteniendo su mejilla.

"Qué niño tan aplicado estoy viendo ahora mismo", la sonrisa que le dedica derrite al menor quien, tembloroso, aparta la mirada mientras la timidez aflora en sus pómulos.

"Merezco un premio..." Jimin se atreve a murmurar, no queriendo verle porque el pudor le haría explotar en ese mero instante por su propia demanda.

"¿Por mentir?" Su mentón es jalado de repente, sorprendiendo al más pequeño. "¿Desde cuando se debe de premiar a los mentirosos?"

La curva en su boca no había desaparecido. Las piernas se le hicieron gelatina y casi se desarma cuando su mano libre se posó en su muslo para dedicarle un intenso apretón a la carne blanda. Se encontraba sentado en su regazo suponiendo que estaban investigando sobre la literatura occidental, pero de un momento a otro sus labios fueron más rápidos para encontrarse, llevándolos a acurrucarse en el mullido sofá de la sala por ya una larga hora como ultimamente había estado ocurriendo.

El profesor le había recibido esa tarde en especial con unas pintas de casa que entorpecieron cual golpe al estómago al menor. Su cabello azabache enmarañado cayendo sobre su rostro, algunos mechones enredados con sus gafas mientras su cuerpo posaba con ropa de pijama; Un simple chándal negro que hacía juego con la apretada camiseta de igual color.

pure skin © yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora