Me encuentro tumbada debajo de la cama agarrada a mi osito favorito. Tengo mucho miedo, no sé exactamente qué está sucediendo y porqué mi padre me ha dicho que me meta debajo de la cama.
Hace un momento, estaba comiendo un helado grande de fresa con mi padre en el parque, jugando con mis patines y nada más llegar a casa, mi madre ha comenzado a gritar, inlcuso me ha golpeado de nuevo.
Mi padre, al verme sangrar ha comenzado alzar la voz. Seguido me ha metido en mi habitación obligándome a esconderme.
No escucho nada, intento de salir de mi escondite para buscar a mi papá.
No quiero hablar, sigo abrazada muy fuerte a mi osito y mi manta de estrellitas.
Me quedo parada en mitad de la escalera viendo cómo mis padres están de nuevo discutiendo.
Veo como mi padre tiene sujetada una maleta y empuja varias veces a mi madre.
Mi madre cae al suelo, llora, grita y desde el suelo dice algo dirigiéndose a mí.
Mi padre me grita que salga corriendo.
De pronto, veo como mi madre se levanta agarra un cuchillo y comienza a clavar el cuchillo en la espalda de mi padre.
Salgo corriendo gritando hacia a la calle, donde veo un hombre vestido de azul.
El hombre con bigote me agarra y me dice que sucede. No puedo hablar, estoy temblando y no quiero separarme de mi osito.
Veo luces de color rojo y azul. Una mujer con una bata blanca me cura, me hacen preguntas, pero yo no quiero hablar.
Tengo mucho miedo, quiero ver a mi papá y nadie me dice dónde está.— Angie, continúa. ¿Qué recuerdas de aquella noche? — Mi psicólogo, el señor Brun escribe algo en su carpeta mientras yo trato de recordar aquella maldita noche que me dejó en schok, cuando apenas cumplía siete años de edad.
Recuerdo que debido a ese momento vivido, la última vez que vi a mi padre, me mantuve durante dos largos años sin hablar.
Mi comportamiento no era el mejor. Mi tía Gemma no sabía qué hacer conmigo, debido a que golpeaba a mis compañeros de clase, incluso llegué agredir a mi tía en dos ocasiones.
Lo que con trece años fui puesta en manos de la justicia donde me internaron en un psiquiátrico para menores para así poder ponerme en tratamiento hasta que esté lista para salir al mundo exterior donde con dieciséis años, y tras haber permanecido tres largos años encerrada con más jóvenes de mi misma edad, me toca salir de este lugar, donde en un principio me parecía el mismo infierno y ahora, cuando me encuentro preparando mi maleta para irme, siento que no estoy totalmente preparada para afrontar lo que hay ahí fuera esperándome.Me despido de mi amiga Nati. Ella, entró unos meses después que yo.
Ambas nos hicimos muy buenas amigas y durante estos años nos consideramos como hermanas.
Pero aún Nati no puede salir aún, porque no está totalmente recuperada.
Su problema de querer quitarse la vida la lleva a que los médicos la tengan que sedar y bajo medicamentos y con sus manos atadas en la cama deba de permanecer en este lugar.
Me da mucha pena despedirme de ella.
Pero ya no puedo quedarme, los médicos me han dado el alta.
Según ellos estoy preparada para salir fuera de este loquero.
Sin embargo, yo no pienso igual. Quiero quedarme, este es mi lugar.
Aquí me siento yo misma, hago y deshago a mi antojo.
Pero...pensar en que mi vida volverá de nuevo a cambiar, me aterra tan solo de pensarlo.Salgo dirección hacia la salida cargando mi maleta mirando al frente donde me espera mi tía.
Al vernos, ella me saluda y me abraza mientras yo me quedo quieta dejando que sea ella quien tome la iniciativa.
Mi tía Gemma es muy cariñosa, y durante todos estos años se ha comportado muy bien conmigo.— Angie, estás muy guapa. — Mi tía trata de animarme, a pesar de que mi humor no esté por la labor de ser piropeada.
— Gracia tía. Yo... perdón por volver a tú casa, prometo de que trabajaré y me marcharé pronto. — Creo que he dicho lo correcto.
— No digas eso Angie, te quiero mucho y juntas saldremos adelante junto con tu prima Cala, verás como todo te va ir muy bien. — Sonrío tímidamente a mi tía.
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DEMUÉSTRATE QUIÉN ERES
RandomTan solo era una niña cuando Angie pierde de manera trágica a su padre y por presenciar la muerte de su padre todo comienza a cambiar en su vida. No sólo, opta por coger el camino más fácil cegada por la rabia de meterse en líos a lo que su mente le...