~Capitulo 11~

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(Maxximiliano Bocelli en multimedia)Poe:

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(Maxximiliano Bocelli en multimedia)
Poe:

—Señor...surgió un problema familiar urgente, me preguntaba si podía permitirme unas horas... —Mi cabeza dolía como los mil demonios y mis ojos estaban rojos por no haber dormido nada en toda la noche.

—Bonavente tiene cuatro horas como máximo... —Tenía un semblante preocupado jamás le había pedido horas libres para nada y mucho menos con el aspecto que tenía en este momento.

—Gracias señor. —Salí de inmediato del hotel volándome el desayuno con los demás.

Me sentía fuera de mi y no puedo negar que sentía miedo, Verónica era una mujer que estaba bien centrada en lo que quería y en como hacía las cosas pero Monique era la reencarnación del diablo en la tierra, estaba loca, los años que habíamos durado juntos había sido un infierno para mi.

Iba todo el camino conteniendo las lagrimas, si era mi hijo buscaría la manera de estar junto a el y de hacerme cargo, pero sabia que no me dejaría ser feliz con Verónica y Jared así que si había un dios mirándome le rogaba que no lo fuera por mi bien.

—Grazie. —Bajaba del taxi y cerraba los ojos respirando profundo varias veces reuniendo fuerzas para entrar en ese laboratorio y ver a Monique de espaldas sosteniendo la mano de un niño con el mismo tono de pelo que el mio cuando era pequeño.

Mis oídos se taponan y mi respiración se hacía más acelerada a medida que me iba acercando, ella se giraba brindándome esa sonrisa maniática que tenía haciéndome querer vomitar del asco.

—¡Amore mio! —Besaba mis labios y la sangre se me calentaba en cuestión de segundos la ignoraba y me concentraba en el pequeño niño que se escondía detrás de ella.

—Ciao piccolo... —(Hola pequeño) me agachaba a su altura para darle la confianza de que se acercara a mí, tomaba su pequeña manito y le hacia muecas logrando que se riera, mi corazón se estrujaba y con razón, no sabia como sentirme con todo esto pero sabía perfectamente que este pequeño no tenia la culpa de absolutamente nada.

El pequeño tomó la mano de su madre mostrándole que quería ir al área de juegos en lo que esperábamos, tomaba asiento e inmediato metía mi rostro entre mis manos buscando tranquilizar mis pensamientos.

—¿Cómo se llama? —Levantaba la mirada un poco enfocándola en el pequeño niño que jugaba con unos cuantos "amigos" que había hecho al instante.

—Maxximiliano. —Respondía acariciando mi pelo acto que me hizo tomar su mano y quitarla. —Es tu hijo, me parece una locura someterlo a tan temprana edad a una prueba como esta.

—No sabemos si es mi hij...

—Es igual a ti Poe. —Me recuesto en el espaldar del asiento sintiendo los nervios y la ansiedad consumir todas mi celulas.

—Es igual a la mitad de los italianos Monique.

—Yo no he estado con todos los italianos y te recuerdo que cuando te fuiste estabas conmigo.

Los ojos de neptuno.© (1) [✔️] EN EDICION.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora