Mientras caminábamos con cautela hacia la cabaña donde este chico se estaba quedando, era bastante silencioso y un poco escalofriante. Claramente podía notarse la irritación en su rostro, su mandíbula firmemente marcada, sus pómulos igualmente marcados, las ojeras notables, parecían ser signos de que no había comido ni dormido bien.
Me contuve a preguntarle algo, solo con su áspera respiración me hacia estremecer. Caminaba a solo unos metros delante de nosotras con su intimidante altura, en su mano derecha mantenía su navaja, puse mi vista en la de mi pequeña hermana –La cual estaba asustada– me limite a solo sonreír.
— ¿Estaremos seguras con él?— pregunto mi hermana.
Asentí — Si, estaremos bien.
Después de decirle eso, alce la mirada al llegar a una cabaña la cual estaba rodeada de alambre de puas y unas cuantas estacas para detener a los caminantes. La cabaña se miraba en buen estado.
Con un poco de miedo pusimos un pie adentro de la cabaña, la cual parecía ser acogedora. Todo estaba limpio y ordenado.
— Hay agua caliente, comida en ese almacén, solo coman lo necesario. No debemos desperdiciar comida. Solo hay dos habitaciones, dormirás con la niña— hablo tajante, su voz, a pesar de ser un poco aguda, me intimidaba.
— Gracias — hable.
Él chico entro a una de las habitaciones sin decir nada más. Chloe se quito su mochila y se estiro, la pequeña debe cargar con aproximadamente veinte kilogramos todos los días sin descanso, se sentó en el sofá y le imite, estaba tan cansada.
— ¿Cuanto tiempo nos quedaremos aquí? — pregunto Chloe.
— No lo se... — le sonreí, no podía mostrarme débil ante mi hermanita, ella debía vivir segura.
— Quiero darme un baño.
— Vamos.
Nos levantamos y fuimos al baño, no podía dejar de mirar la cabaña, era realmente linda. Me sorprende que no hayan entrado y querer quedarse con ella los demás sobrevivientes. Al encontrar el baño, hice que el agua cayera, era tan refrescante.
Bueno, el frio era infernal y era como encontrar oro el agua caliente. Salí del baño para que mi hermana pudiera ducharse, no sin antes dejar su ropa en el baño.
Camine hacia la cocina, me di cuanta de que aquel chico estaba preparándose algo para comer.
— Fue muy amable de tu parte aceptarnos aquí.
Dije, pero no recibi respuesta, él seguía haciendo lo suyo.
— ¿Podría saber tu nombre?. Soy Monica.
De nuevo, nada.
— Oye...
Dejo caer el cuchillo haciendo un gran ruido que me hizo saltar del susto, se giro a verme y acercándose poco a poco frunció el seño.
— No trates de pensar que por que acepte que vinieras, tienes mi confianza. Cualquier cosa que hagas, que digas, o simplemente que me haga irritar, te mataré. ¿Entendido?.
Me paso de largo después de tomar su emparedado.