Fui despertada bruscamente siendo movida por Finn, empiezo a sospechar que no tiene sentimientos.
Abrí los ojos y lo primero que pude apreciar es al rizado con la navaja en mano y mirándome mientras apretaba fuertemente la mandíbula. Me dio un pequeño escalofrío.
— Es hora, levántate.
Ordeno con firmeza y salió de la habitación sin decir nada más. Bufé levantandome de la comida cama, por primera vez desde que empezó todo esto... Dormí sintiéndome segura. Me puse las botas y rápidamente lave mi rostro y dientes, acomode mi cabello haciendo una simple trenza. Después tome mis armas y salí de la habitación no sin antes besar en la frente a mi pequeña hermana, que mantenía el arma de fuego a un lado de ella.
Reitero, no me alegra mucho la idea de dejarla sola. Pero ese chico insistió en que se quedara por su seguridad.
Al salir de la cabaña, Finn me miro y con cara de pocos amigos camino sin decirme nada.
Le seguí, de verdad que era tan tensa la atmósfera en la que me encontraba ahora mismo.
— Y... ¿Que hacias antes de que todo esto pasara?.
Pregunte caminando a paso veloz, el chico era rápido.
— Si te respondo ¿Te callaras? — su voz era tan áspera.
— No prometo nada.
Suspiro — Trabajaba en la tienda de armas que esta cerca del centro. Cuando ocurrió todo esto, no lo dude dos veces y agarre todas las municiones que pude y algunas armas. Ahora... Tengo que vivir mi vida acompañado de un arma. Esto es una mierda.
— ¿Tenias familia?.
— ¿Nunca te callas?.
Negué. Este simplemente rodo los ojos. De un momento a otro ya estábamos en el –o lo que solía ser– un super mercado. Matamos a algunos caminantes que estaban por ahí. Los últimos se acercaron lo suficiente a mi como para acorralarme. Pero Finn me ayudo. Al entrar tomamos algunas cosas, como comida, bebidas, cosas de higiene, algunos medicamentos... Me detuve al ver unos dulces, los cuales tenía tanto sin probar.
Los tome y guarde en mi mochila.
Mi piel se hizo pálida al escuchar unas voces que provenían de la entrada, Finn se acerco a mi con rapidez y me hizo agacharme detrás del mostrador.
— ¿Quienes son? — susurre.
— Seguro algunas personas que vienen a buscar provisiones.
—"Se que están ahí, salgan" — hablo uno de ellos.
—¿Se refiere a nosotros? — volví a preguntar.
Asintió.
— "¡Que salgan maldita sea! O los encontrare y no dudaré en volarles los cesos"— grito.
Finn me miro y con una pequeña mirada de frustración, se levanto lentamente. Parecía no estar asustado a que le dispararan. Finn levanto las manos en son de paz.
— "Pero mira a quien tenemos aquí"— la voz de una chica sonó al fondo — "¿Vienes solo?".
Finn solo asintió sin inmutarse, tardaron unos segundos hasta que volvieron a hablar.
— "Miente".
