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El sol se abrió paso por los ventanales al amanecer. Las aves en el bosque cantando melodías diferentes, que resonaban a través de los árboles.

El día era fresco desde muy temprano, el frío de la mañana colándose en la casa del bosque y haciendo que todos se cubrieran un poco más con sus sábanas.

Exceptuando a alguien.

El resplandor de la luz solar se posó sobre sus ojos los cuáles se abrieron lentamente a la par de un bostezo.

Se extrañó al tener el ventanal tan de cerca, pues desde la cama se veía un poco más lejos.

Calculando mentalmente la hora que era, supo que podía permitirse cerrar los ojos unos cinco minutos más así que volvió a su posición inicial. Se recostó, su cuerpo relajándose ante una posición que le pareció extraña, no solía dormir así pero parecía ser bastante cómodo.

Aún más con el calor que proveniente de su colchón le ayudaba a combatir el frío de su cuerpo. Sus respiraciones acompañadas la...

Un momento.

¿Respiraciones?

‹‹Los colchones no respiran. ¿O sí?››

Abrió sus ojos de golpe encontrándose con lo que menos esperaba.

O con quién menos esperaba.

‹‹¡¿Qué hace él aquí?!››

Se llevó la mano a la cabeza mientras se ponía de pie. Muchas emociones acumulándose en su pequeño cuerpo y enrojeciendo sus mejillas.

Él chico seguía durmiendo plácidamente recostado de la cama.

No le tomó mucho tiempo a su memoria recordar todo lo sucedido la noche anterior. Los recuerdos de su confesión golpeándola tan fuerte que acabó por enredarse con las sábanas en el suelo haciéndola caer sobre su trasero en el haciendo un fuerte ruido.

Siseó, esperando que no se hubiera oído tan fuerte como ella lo oyó.

‹‹¿Se quedó aquí?›› Aún no salía de su sorpresa.

Pero más que pensar en por qué se había quedado su mente se desvió a otras cosas.

Primero, ella estaba recién despertada. Todo mal.

‹‹Mi cabello y mi cara deben estar del asco››

Segundo, el chico había presenciado su estado más vulnerable y frágil.

Su trauma.

¡Y lo peor de todo! ¡Aún así se quedó a dormir! ¡Y con ella sobre su hombro!

‹‹Seguro hasta le babeaste la camisa››

‹‹Ojalá el suelo se abra y te trague, Victoria Aiken››

Se llevó las manos a las raíces del cabello mientras su rostro se crispaba y sonrojaba por la vergüenza.

En ese momento la puerta a la habitación se abrió casi de golpe.

El chico miró con confusión a la joven en el suelo.

—¿Te pasó algo? Escuché un...—se detuvo abruptamente. Su boca abierta en una 'O'.

¡Shh~!—lo mandó a callar rápidamente llevando su dedo índice a su boca.

Los ojos de su amigo se abrieron como platos.

¡¿Qué hace él aquí?!—gritó en susurros.

Victoria pasó sus manos por su rostro.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora