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B E O M G Y U

Esta vez sí que había metido la pata.

No era la primera vez y por supuesto que no sería la última.

Oh pero realmente esperaba que su próxima vez se tardara un poco más. Pero ya había pasado.

Jugaba con el lápiz entre sus dedos, agitándolo de lado a lado y haciendo que ambos el borrador y la punta golpearan el escritorio a un ritmo acompasado.

¿Podrías... dejar de hacer eso?—espetó su compañero con la mandíbula apretada.

Él se encogió de hombros, haciendo un puchero y dejó el lápiz sobre su pupitre para luego entrelazar sus manos y dejarlas reposar sobre el mismo también.

Menos de dos minutos fue lo que transcurrió en completo silencio, pues paso a tocar la madera del escritorio con sus uñas.

Casi pudo sentir el suspiro frustrado del joven a su lado cuando llegó. 

Él pequeño castaño se giró bruscamente a encararlo, su rostro endurecido con el enojo.

—¿Qué parte de no hacer ruido es la que no entiendes?—le preguntó, cansado.

—Perdón—contestó el pelinegro volteando sus ojos con sarcasmo—Deberías de relajarte un poco, te podrías constipar.

Él chico lo miró ofendido.

—Yo solo decía—se excusó el pelinegro.—Estás muy tenso, me da miedo que la vena de tu frente me explote en la cara.

El castaño de ojos grandes se rió sin gracia.

—Eres increíble—su sonrisa se desvaneció.

—Gracias, ya lo sabía.

El chico a su lado prefirió guardarse los cientos de insultos que tenía en la punta de la lengua y se concentró en el reloj justo sobre el pizarrón en la pared frente a ellos.

Luego de calmarse relativamente, volvió a hablar.

—Te crees muy gracioso, molestándome a propósito y haciéndome terminar en detención pero no sucederá de nuevo—dijo con rostro inexpresivo. Su voz afilada como una cuchilla—Desde que salgamos de este salón en adelante no te quiero cerca de mí. ¿Entendiste?

El pelinegro soltó una risa incrédula.

Relax, bro...—pero antes de que pudiera decir algo más su compañero se le adelantó.

—Mi nombre es Taehyun—aclaró para luego preguntar—¿Y él tuyo?

Beomgyu...—su respuesta sonó como una pregunta, pues no comprendía el repentino interés del contrario.

—Bien Beomgyu, la única forma en la que nos vamos a referir al otro, si es que lo hacemos,—apuntó—es por nuestro nombre. ¿Entendido?

El pelinegro, descolocado, se limitó a asentir.

El timbre interrumpió su pequeña discusión y con él llegó una mujer bastante arreglada. Su falda y blazer ejecutivo de color crema al igual que sus stilettos, planchados e impecables. Su semblante firme. A pesar de verse como alguien con mucha experiencia y conocimiento no parecía haber envejecido ni un día.

—Muchachos—llamó luego de adentrarse al aula—Su castigo ha terminado, ya pueden retirarse.

Ambos jóvenes comenzaron a recoger sus cosas y a ponerse de pie.

—Taehyun, tu tía está esperándote afuera—informó la mujer.

—Está bien, gracias directora Jung.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora