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Deja que la lluvia se lleve todo.
El dolor, las lágrimas y la sangre...

No había dejado de llover.

En toda su vida sólo había visto una lluvia como esa unas tres veces.

No se molestó en cerrar la puerta de la cabaña.

Después de unos segundos abrazados, la joven se alejó rápidamente mientras secaba sus lágrimas.

Yeonjun fue golpeado por la brisa fría en sus ropas mojadas al perder el tacto de la chica. A pesar de que trató de ignorar el extraño sentimiento, seguía bastante extrañado por lo bien que se había sentido con la calidez de aquel abrazo. Pero estábamos hablando de Choi Yeonjun, simplemente fingió que nada había sucedido.

Se fijó en como la joven volvía a arrinconarse junto al marco de la cama, escondiendo una vez más su cabeza en sus rodillas.

Por un momento el mayor sintió el impulso de ir a consolarla, pero sacudió la cabeza y descartó lo que él creyó una ridícula idea y se puso de pie cuidadosamente.

No podía mentir, estaba realmente adolorido. Doyoung y Jooheon fueron buenos contrincantes, pero no contaban con que Yeonjun era alguien difícil de acabar. Pero no quería hacer de aquello la gran cosa, sobretodo viendo lo afectada que se encontraba su compañera.

Se dispuso a arrastrar los cuerpos hasta la entrada del baño, para así alejarlos lo más posible de la vista de Victoria. Dejó salir varios gruñidos y quejidos por el esfuerzo que hacía.

‹‹Agh, eso dolerá mañana››

Pero no se detuvo. Hizo todo lo más rápido posible, limpió la sangre de sus manos y al terminar con mucho cuidado se acercó a la chica, que no había cambiado de posición desde que estaba allí.

La lluvia había cesado un poco, por lo que pensó que ya era apropiado irse.

Delicadamente tocó su hombro, haciendo que está saltara ligeramente, pero muy leve en comparación con cómo lo había hecho la primera vez.

Mostró sus palmas hacia ella en señal de que venía en paz y se arrodilló con cuidado.

Ambos estaban sumamente empapados y tiritando de frío. Yeonjun se fijó en que el rostro de la chica estaba enrojecido y que sus mejillas estaban mojadas.

Desde que la conocía, la única vez que la había visto tan asustada había sido cuándo le quitó a aquel infectado de encima en el centro comercial.

Tenía esa misma mirada en sus ojos. Había un brillo en ellos, con sus pupilas dilatadas y sus lagrimales enrojecidos que mostraban que en verdad había temido por su vida.

Yeonjun habló con voz suave y casi en un susurro.

—La lluvia ya no es tan fuerte—se acercó ligeramente, aunque siempre dejando un poco de distancia entre ellos, para que Victoria tuviera algo de espacio personal—Les encontré unas llaves, así que su auto no debe estar muy lejos. Recojamos nuestras cosas y vayámonos, ¿si?

La chica no pareció escucharle.

—Aiken—llamó.

Victoria sacudió la cabeza, levantó la mirada y asintió. En silencio. Sin siquiera mirarlo directamente.

Procedió a levantarse con cuidado y a recoger sus cosas del suelo. Jooheon había revisado su mochila vaciándola y arrojando todo en el suelo. Se agachó y comenzó a meter todo de nuevo en la mochila con cuidado.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora