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Despertó suavemente. En calma. Después de un sueño tranquilo y libre de pesadillas.

La casa estaba en silencio y la mañana era fresca. Lo único audible eran los respiros de su compañero de sueño.

Se permitió acurrucarse más en su agarre. Su cabeza sobre el pecho del muchacho, dónde el latido de su corazón la arrullaba.

Vivo y tranquilo, nada podía hacerla más feliz.

El resplandor del Sol saliendo al horizonte se reflejaba en el rostro del chico. En su perfil esculpido y su piel de porcelana.

Con ojos nublados por el sueño admiró la vista. Sonriendo inconscientemente al percatarse del nido de pájaros que tenía su novio en vez de cabello, todo por moverse mientras dormía.

Sin poder contenerse plantó un casto beso en su mejilla antes de acomodarse en su lugar para dormir un rato más.

—Es un poco aterrador que me veas mientras duermo,—la sorprendió un murmullo de palabras enredadas.

—Es más aterrador que estuvieras despierto y no me lo dijeras,—dio un toque con el dedo a la punta de la nariz contraria.

El joven exhaló, sus ojos aún cerrados.

—Lo estaba disfrutando—replicó sonriendo adormilado.

Eso la hizo reír un poco mientras trazaba líneas en la piel de su novio con las yemas de sus dedos.

Decidió no responder nada y disfrutar del momento. El olor a jabón mezclado con el aroma característico de la piel del chico de Seúl, hacían una combinación más que placentera.

Si tan solo pudiera quedarse ahí para siempre.

Segura y feliz.

Pero, entonces su estómago gruñó, recordándole que su primera labor del día era el desayuno.

Hizo ademán de levantarse pero los brazos de su novio la estrecharon con más fuerza.

—No, no. ¿A dónde... crees que vas?

—A hacer el desayuno.

El peliazul no se inmutó por su explicación, al contrario, la acercó más a él sin siquiera abrir los ojos.

—Quédate un... Un rato más—pidió. Haciendo puchero con sus labios.

Victoria lo encontró adorable y no pudo resistirse a acomodarse entre sus brazos y complacerlo.

—¿Y si los chicos se levantan a desayunar?

—Ya están grandes—respondió Yeonjun. La castaña sintió que se encogió de hombros.—Además, ¿no recuerdas el trato que hicimos ayer?

Lo había olvidado.

Ella, Yeonjun y Soobin habían aceptado a que los menores hicieran su pequeño recorrido de reconocimiento por el bosque. Pero, con la condición de que se levantaran muy temprano y se encargaran del desayuno de todos.

Si estaban lo suficientemente dispuestos a ir, se levantarían a una hora decente y estarían lo suficientemente despiertos como para hacer un desayuno comestible.

—Ah, cierto—hizo una mueca en reconocimiento.

—Entonces no hay nada de que preocuparse—Yeonjun escondió su nariz en el cuello de su novia. Impregnándose del olor a coco de su shampoo.—¿Por qué te levantas tan temprano? Vamos a dormir.

Victoria rió, el aliento del chico provocando cosquillas en su piel.

—Es bueno empezar el día temprano—peinó con sus dedos el nido que formaba el cabello algo largo y casi libre de tinte—Tienes la oportunidad de hacer muchas cosas.

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⏰ Última actualización: Jul 08 ⏰

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𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora