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Victoria abrió los ojos de golpe. Encendió su teléfono que permanecía a su lado desde la noche anterior.

5:02 AM

La hora a la que usualmente se levantanba para arreglarse para la universidad.

Los gritos de la mujer del callejón la habían despertado. Había aparecido en su pesadilla y su imagen le había erizado la piel.

Se giró y su corazón dió un vuelco cuando no vió a Soobin por ningún lado. Lo buscó con la mirada pero efectivamente el chico no estaba en la habitación.

Justo cuando la chica comenzaba a hiperventilar Soobin entró a la habitación secándose el cabello con una toalla. Traía los jeans claros y la camiseta oversize blanca que llevaba el día anterior. Se paró en el marco de la puerta y la miró con confusión.

Su amiga parecía a punto de tener un paro cardíaco.

—¿Qué sucede?—preguntó con inocencia.

—¿Dónde estabas?—la chica habló con voz sería y cortante.

—En el baño—el chico bajó los brazos aún sin entender la situación—¿Porqué? ¿Qué...?

—No vuelvas a hacerme eso—le interrumpió y se llevó la mano a la frente cerrando los ojos aliviada.

—¿Qué cosa?—Soobin se acercó y tomó asiento en el pequeño colchón frente a ella. Cómo Victoria no contestaba le tocó suavemente la rodilla para llamar su atención.

—Irte sin decirme a dónde vas—se pasó la mano por el pelo y lo empujó hacia atrás—Casi me da un maldito infarto.

—Lo siento.

—No importa, sólo avísame si vas a ir a algún lado para evitar que me muera joven—sacudió la mano quitándole importancia y Soobin rió un poco—¿Por qué estás despierto tan temprano?

—Me desperté a las 4, pero después se me hizo imposible irme a dormir. Tuve una...

—Pesadilla—completó la chica—Yo también tuve una—explicó encogiéndose de hombros.

Soobin miró al suelo reviviendo las imágenes en su mente. Sabía que esos horribles momentos serían imposibles de olvidar, pero si quería mantenerse cuerdo y ser capaz de sobrevivir a esto tenía que obligarse a superarlos.

Después de que Victoria se duchara y de que ambos se vistieran y juntaran todas sus cosas, ambos se sentaron a comer el desayuno con los señores Kim.

La televisión ya no recibía ningún tipo de señal, al igual que los teléfonos. Se encontraban completamente incomunicados y aislados del mundo. La pareja trataba de no verlo como algo malo, pero los adolescentes sabían que eso era un indicio de que la situación había empeorado.

Los jóvenes les hablaron sobre su plan, el cuál Victoria había perfeccionado. Conducirían hasta un centro comercial a las afueras de Seúl a buscar provisiones. Debía ser saliendo de Seúl, pues habría menos gente, y para ellos permanecer en la ciudad era demasiado peligroso, ahí vivía mucha gente y hasta donde ellos sabían la mayoría ya debía de haberse infectado.

El segundo paso era salir de Seúl. Los chicos habían elegido ir a Daegu pues era la ciudad más cercana y probablemente ya estaría cerrada y protegida. Era la mejor opción que tenían.

Los señores Kim escucharon con atención y reconocieron que el plan de los adolescentes tenía sentido y que había una gran probabilidad de que tuvieran éxito. Pero ellos tenían otro plan.

—¿No quieren venir?—Soobin preguntó sorprendido. Él estaba aterrorizado de salir, pero prefería viajar hasta Daegu y estar seguro a quedarse aquí y arriesgarse a que los infectados los acorralasen. Por supuesto, la pareja no había visto lo que ellos vieron.

𝗔𝗣𝗢𝗖𝗔𝗟𝗜𝗣𝗦𝗜𝗦  | T᙭TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora