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Aria tenía intención de contarle a Eliot la verdad. Sabía que estaría mal no hacerlo. Pero encontrar el momento adecuado fue mucho más difícil de lo que había pensado, aunque sabía que no iba a ser fácil.

Eliot dejó el hospital el lunes y se instaló en la suite del mismo hotel que sus padres. Aria tenía que dejar todos los expedientes en orden para su sustituto y no pudo ir a verlo antes de la cena con sus padres. Así que no pudieron estar solos hasta que sus padres se fueron a dormir y ellos se escaparon a su habitación.

Por supuesto lo único que no tenían en mente en ese momento era hablar y pasó un largo rato hasta que se separaron con desgana y dejaron paso al mundo real.

-Esta suite debe de costar un dineral -dijo Aria.

Recostada en el sofá, con Eliot abrazándola por detrás y drogada de besos que hacían que su corazón latiera a toda velocidad, echó un vistazo a la elegante decoración con los ojos semicerrados.

Detrás de ella, el corazón de Eliot latía con tanta fuerza como el suyo. Había sido él el que había querido parar antes de que las cosas llegaran a un punto sin retorno. Aún no estaba recuperado del todo y lo último que querían era que volviera al hospital.

Eliot empezó a acariciar su nuca suavemente mientras miraba a su alrededor.

-Me lo puedo permitir -dijo de forma serena, sonriendo ligeramente.

- ¿Eso quiere decir que eres rico? -preguntó ella burlona.

Justin rió suavemente, Música para los oídos de Aria

-Soy muy bueno en mi trabajo.-dijo triunfante

Aria sabía que estaba repitiendo sus palabras y entendió el mensaje subliminal. Al mismo tiempo, recordó algo que dijo Andy sobre su dinero, pero entonces no la había prestado atención. En este momento sí lo hizo.

- ¿Cómo de rico, muy rico o asquerosamente rico? -preguntó intentando disimular su incomodidad.

-Asquerosamente rico. ¿Te alegras de casarte conmigo?

¿Por su dinero? Su primer instinto fue defenderse de broma, como él probablemente pensó que haría, pero ésa era la razón por la que Andy iba a casarse con él y ella no podía bromear con algo que la repugnaba.

-Me voy a casar contigo porque te quiero, no por tu dinero.- dijo Aria seria

-Vamos, -Eliot tomó su cara para ver su expresión -era una broma.

A ella no le parecía divertido, sobre todo porque sabía que con su hermana había sido verdad.

-Pues no ha tenido gracia -dijo ella muy seria.

-Ya veo -dijo tomando su mano y besándola dulcemente-. Sé por qué te casas conmigo.

Aria se quedó mirándolo. Aquél era el momento perfecto. Debería decírselo ahora. Quitárselo de en medio para poder empezar su vida juntos. Pero, incluso cuando abrió la boca para decírselo, dudó. Las dudas la asaltaron hasta que casi se puso enferma. ¿Qué pasaría si él no lo entendía? ¿Qué pasaría si no pudiera excusar esa mentira? Peor, ¿si no podía perdonarla? Lo perdería. La horrible posibilidad hizo que se helara por dentro.

Nunca en su vida había sentido un miedo así. Si perdiera a Eliot... Desesperadamente intentó razonar. Temía lo peor porque se sentía vulnerable. Podía no ocurrir eso. Pero existía esa posibilidad y se acobardó. No podía decírselo en esos momentos. Se lo diría, pero cuando se sintiera más segura. Ella levantó la mano y acercó la cara de él a la suya.

-Sé que lo sabes. Te quiero, Eliot, te quiero tanto... -declaró apasionadamente y lo besó casi con desesperación.

Cuando Eliot respondió a su beso, el mundo se desvaneció y la oportunidad se perdió para siempre.

Habían pasado dos días en los que Aria se había criticado a sí misma por cobarde. La lógica le decía que sería peor esperar, pero era difícil ser lógica cuando se refería a sus sentimientos por Eliot.

El miércoles se reunieron con los padres de Eliot para comer y discutir los detalles de la boda. Su madre estaba decidida a hacer una gran celebración, a pesar del poco tiempo que quedaba.

-simón y su esposa Jessica, van a venir y damian lo ha prometido también -dijo Anne mientras tomaban café.

-Menos mal que la he convencido de que no fletara un 747 y se trajera a toda la familia y amigos -dijo su marido bromeando.

-Por favor, marco, no seas exagerado. -dijo ella delicadamente

el prometido de mi hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora