31

0 0 0
                                    

- ¿Y qué me vas a explicar, querida? -preguntó Eliot, usando el adjetivo como un instrumento cortante-. ¿Que tu hermana y tú son un par de buscavidas? ¡No sé a cuál de las dos desprecio más! ¡Si a tu hermana porque no pudo resistir la idea de casarse con un paralítico o a ti porque no hubieras tenido ningún problema en hacerlo para conseguir lo que querías!

- ¡No fue así!

- ¿Entonces, cómo fue Aria? ¡Cuéntamelo, estoy deseando saberlo!

Aria se pasó una mano temblorosa por el pelo.

-Es verdad que andy iba a casarse contigo por tu dinero, pero, te lo juro, yo no lo hice por eso.

- ¿Ah, no? Entonces supongo que vas a decirme que te enamoraste de mí a primera vista.

-Eso es exactamente lo que pasó.

- ¿De verdad quieres que me crea eso? -preguntó Eliot fríamente-. Si eres capaz de mentir sobre tu propia familia, tendré que preguntarme sobre qué más me has mentido.

-Yo no... No podría... nunca podría mentir sobre lo que siento por ti -insistió ella emocionada.

- ¿De verdad? Pero mientes muy fácilmente sobre tu hermana. Me dijiste que no se llevaban bien, que no sabías dónde estaba.

Ella dio impulsivamente un paso hacia adelante.

- ¡Y no nos llevamos bien! ¡andy! sabe que no apruebo su forma de vida!

-Dices eso como si casarse con alguien pretendiendo ser otra persona fuera un comportamiento aceptable.

-Sé que estuvo mal, pero me daba pánico perderte.

-Te daba pánico perder un marido rico.

Aria lo negó con vehemencia. Su corazón latía tan rápidamente que casi no podía respirar o pensar con claridad.

- ¡Eso no es verdad! ¿Es que no lo entiendes? Me enamoré de ti y pensé que, si te enterabas de lo que había hecho Andy, la odiarías y odiarías a cualquiera que te recordara a ella. Me mirarías y la verías a ella. No me verías a mí.

-Así que te hiciste pasar por ella para conseguirme -dijo él fríamente.

Aria cerró los ojos desesperada. Él hacía que pareciera tan sórdido.

-No fue así. Pensaba decirte la verdad cuando estuvieras recuperado. En el primer momento pensé que no importaba que la gente creyera que yo era Andy. Pero entonces me di cuenta de que me había enamorado de ti y pensé que, si te daba tiempo para conocerme, quizá... -lo miró entonces suplicándolo con la mirada-. Y ocurrió, Eliot, notaste la diferencia. La mujer que habías conocido antes del accidente no era la misma después. Tú te enamoraste de esa mujer. Te enamoraste de mí.

- ¿Y por qué no me lo dijiste entonces?

- ¡Porque pensé que no importaba! ¡Yo te quería y tú me querías a mí!

- ¿Para qué remover las cosas si nadie iba a salir dañado, no? -Eliot preguntó burlonamente.

-Te he hecho daño y es lo último que hubiera querido que ocurriera. Mi única excusa es que te amo demasiado -dijo ella ahogada por las lágrimas, que no quería dejar escapar.

Eliot se acercó a ella y la tomó por la barbilla.

-Tú no me amas, Aria. Ni siquiera sabes lo que significa esa palabra.

El corazón de Aria latió dolorosamente.

- ¡Sí, te amo, te amo!

Él negó con la cabeza.

-Me deseas. No puedo negar la pasión, pero eso no es amor. Una persona enamorada no habría hecho lo que hiciste tú. No me hubiera dejado sin elección.

A Aria se le hizo un nudo en la garganta cuando empezó a ver las cosas desde su punto de vista. Había cometido un terrible error, ahora lo sabía, y lo único que podía hacer era defenderse y esperar que algo de lo que dijera le llegara al corazón.

-Sí sé lo que es amar a alguien, Eliot. El amor es estar sólo medio viva cuando tú no estás conmigo. Es la alegría que siento cuando oigo tu voz y veo tu sonrisa. Es que me duela lo que a ti te duele. El amor es saber que no hay sitio en el mundo en el que yo quisiera estar sin ti -dijo con una voz llena de emoción.

el prometido de mi hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora