Cuando Anne asintió, consiguió sonreír un poco avergonzada. Anne le dio unos golpecitos en la mano y la acompañó hasta una puerta en el pasillo.

-Eso suele ocurrir cuando la persona a la que amamos está sufriendo -dijo sonriendo confidencialmente.

Eliot intentó recordarse a sí misma que, aunque todo el mundo creyera que estaba enamorada, en realidad no lo estaba. La doctora Sparks estaba sentada detrás de un abarrotado escritorio y les hizo una seña para que se sentaran en las dos sillas frente a ella. Cuando lo hicieron, se inclinó hacia Aria.

-Gracias por venir, señorita Lombardi . Ha ocurrido algo que creo que usted debe saber. El señor Hutch recuperó la conciencia hace media hora y preguntó por usted. Se puso muy nervioso cuando sus padres le dijeron que usted no estaba allí. Tanto que tuvimos que sedarlo. Parece que ha creído que estaban intentando ocultarle que usted había muerto.

- ¡Pero si hablé con él anoche! -exclamó Aria. La doctora Sparks se encogió de hombros.

-Por lo visto no lo recuerda. Es muy normal. Lo importante es que usted comprenda que una agitación de cualquier tipo no ayuda a su recuperación, todo lo contrario.

-Lo comprendo -asintió Aria-. ¿Qué puedo hacer?

-Es muy sencillo. En este momento, su prometido está dormido, pero cada día tendrá períodos de conciencia más largos. Lo único que pido es que esté usted a su lado cuando se despierte para convencerlo de que está usted viva. Cuanto más la vea, más tranquilo estará. ¿Puede hacer eso?

-Por supuesto. Afortunadamente, no tengo que volver a los Juzgados hasta la semana que viene, porque eso habría sido un problema. Llamaré a la oficina y pediré el día libre -dijo sin dudarlo.

- ¿Eres abogada? -preguntó Anne y Aria sonrió con ironía.

-Sí, pero no tan buena como Eliot -admitió y vio la cara de sorpresa de la mujer.

-No entiendo por qué no nos lo ha dicho. Eliot, es igual. Lo más importante es que se ponga bien ¿verdad, querida?

Aria asintió, dándose cuenta entonces de que no tenía ni idea de lo que Andy le habría contado a Eliot. Tendría que intentar salir adelante como pudiera. Sonó un celular y la doctora Sparks lo sacó del bolsillo.

-Perdonen.

La dejaron hablando por teléfono y volvieron hacia la habitación de Bruno.

-Anoche llamé por teléfono a Simon y a Jessica para decirles que Eliot iba a ponerse bien -dijo Anne tomando a Aria del brazo.

- ¿Simon y Jessica? -preguntó Aria sin saber de quiénes hablaba. La mujer la miró sorprendida.

-El mejor amigo de Bruno y su novia. Tiene que haberte hablado de ellos.

Pues claro que Eliot se lo habría contado a su prometida, por eso ella no sabía nada, pensó Aria.

-Ah, sí. Esta mañana mi cabeza no funciona muy bien -dijo intentando disimular.

-No pasa nada, querida. Lo comprendo. Lo has pasado muy mal. Además, tampoco se conocen desde hace mucho tiempo. Se puede decir que esto ha sido un romance relámpago.

La señora Hutch no sabía cuánta razón tenía, pensó Aria. ¡Ni siquiera sé cuándo nos hemos conocido! ¡Estoy caminando a ciegas por un campo de minas!

- ¿Les sorprendió que fuera tan rápido? -preguntó sabiendo que al menos aquélla era una pregunta segura.

-Un poco. Después de todo, Eliot había venido aquí sólo un mes para llevar un caso como favor a su padre. marco era el jefe del bufete hasta que se retiró el año pasado y el cliente era un viejo amigo de la familia. Bueno, como te iba diciendo, cuando bruno nos llamó poco tiempo después de llegar para decirnos que había conocido a la mujer con la que se iba a casar me quedé un poco sorprendida. Admito que me preocupé, pero ahora que te he conocido, ya no tengo ninguna duda -Anne dijo cálidamente.

Aria pensó que todo se estaba complicando demasiado, pero no se imaginaba qué podía hacer para evitarlo. Se obligó a sí misma a concentrarse en lo que Anne acababa de decir. Si Eliot y Andy se conocían sólo desde hacía un mes Anne tenía razón, había sido un romance relámpago. Pero mientras Eliot claramente se había enamorado, no se podía decir lo mismo de su hermana. Eliot debió de pensar que había encontrado la felicidad pero, aunque él no lo sabía aún, sólo había encontrado el dolor.

el prometido de mi hermana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora