Capítulo 24. Vuelve.

3.6K 233 4
                                    

Lían

Ya no soy el mismo, desde que supe que ella se marchó y que está miles de kilómetros lejos de mi no he vuelto a ser yo. Nunca una mujer me hizo sentir así, ella se convirtió en mi todo y por ende cuando se fué me dejó sin nada. No quiero llamarla quiero darle su espacio pero quiero saber si ella está bien al menos.

Al diablo, la llamaré.

Tomé mi móvil de la mesa de noche, mis manos temblaban sobre él. Le marqué, al tercer tono ella descolgó

—¿Qué quieres Lían? — responde ella en un tono cansado, mi corazón se debate entre saltar de felicidad por escuchar su voz, o echarse a llorar por la forma en que me hablaba.

Suspiro -Perdona que te llame, prometí que te daría tu espacio pero no puedo, tienes que entender que eres todo para mí, ¿Cómo estás?

—Estoy perfectamente

—Me alegra saberlo — río un poco de la ironía, al menos uno de los dos está bien—, y me alivia.

—Ajá — comenta, debo confesar que su tono desinteresado me parte en dos, pero no puedo hacerme el fuerte con ella —¿Ya?

—No —intervengo—, quiero decirte algo más.

—¿Qué?

-Vuelve

Se toma unos segundos para responder —No, no voy a volver.

La desesperación se apodera de mí y no puedo evitar gritar —¡Tienes que volver!

—¡¿Tengo?! Tú no sabes nada, lo único que tengo que hacer maldito mentiroso es alejarme de ti y eso fue lo que hice. ¡¿Por qué tendría que volver?!

—Porque te amo.

Después de unos diez segundos de silencio ella cuelga.

No sé si debí decirle eso, quizá no era el momento, quizás para ella eso no vale y tampoco es una razón para volver, soy un idiota. Pero no me voy a dar por vencido. Esmeralda Smith verá de qué es capaz Lían West.

Esmeralda

Me quedé petrificada, entré en shock, no pude decirle nada. Es primera vez que escucho a Lían tan sincero y preocupado, arrepentido, desahuciado. No pude hacer más que colgarle el teléfono o el se daría cuenta que sus palabras me tocaron allá, en lo más profundo.

No podía romperme.

Me meto a la ducha y me doy un rápido baño, me quedé dormida y cuando desperté faltaban 20 minutos para que Ross pasara por mi, me pongo un vestido pegado hasta la cintura y suelto por debajo de ella y unos zapatos de tacón bajo, me hago una coleta alta y me pongo un poco de labial. Ya estoy lista y a tiempo.

Al bajar luego de que Ross tocara la bocina me encontré con Sam quien me lanzó una mirada de confusión, y luego de explicarme 10 maneras de torturar a Ross si se propasa me dejó salir.

—Estás preciosa Esmeralda— expresa, sus ojos clavados en todo mi cuerpo.

Sentí como toda la sangre de mi cuerpo subía a mis mejillas

—Gracias Ross, tu estás muy bien también

Dije eso pero no sabía por qué, pues no me había siquiera fijado en su atuendo. ¿Cortesía? No lo sabía, lo que sí sabía era que no podía sentir atracción por cualquiera, pues un hermoso rostro de un mentiroso se aparecía en mi mente y me hacía olvidar todo.

El me sonríe de lado de una forma coqueta y pone el jeep en marcha. Nos detenemos en una heladería y aparcamos al frente. Al entrar tomamos asiento en una mesa casi al fondo del local y ordenamos nuestros helados.

—Emy — me llama— ¿Chocolate y almendras?

—Si, es mi favorito — le sonrío, él ordena los helados.

Después de pasar toda una tarde con Ross haciendo cuentos, jugando a "10 cosas de mi" me di cuenta de que este chico es una excelente compañía y de que su color favorito es el negro (Con razón las veces que lo he visto ha estado de negro casi entero), le teme a los gatos, es amante del chocolate y que yo le gusto. Si, le gusto a Ross Milch. No me sorprende realmente que me lo haya dicho ya que yo tenía esas sospechas. Cuando empiezo a sentirme incomoda, decido que lo mejor es que nos vayamos a casa.

—¿Me llevas a casa Ross? —Le pregunto amablemente, él frunce el ceño por un momento.

—¿La estás pasando mal?

—Oh no. Es solo que le prometí a Sam que volvería temprano a casa.

Él rodó los ojos —No debería sorprenderme. Bueno, ya pago la cuenta.

Luego de pagar la cuenta nos fuimos al parqueo y nos dirigimos a la casa, tengo una llamada perdida de Sammuel El Destripador y quiero llegar pronto, estoy un poco cansada y aturdida por la anterior llamada de Lían.

—Llegamos a su castillo, princesa— dice Ross cambiando la voz, yo ruedo los ojos.

—Eres un tonto —suelto una risita —.Debo entrar

—Claro, pero ¿No te vas a despedir? — Ross me pone un mechón de mi pelo detrás de la oreja y ante su rose no pude evitar sonrojarme.

Ross acaricia mi mejilla y la sostiene por unos segundos, está demasiado cerca y no encuentro las palabras para detenerlo porque el... El va a besarme... Ross me está besando. Lo peor de todo es que le estoy correspondiendo. Pero...

—¡Esmeralda Smith Johnson! —Alguien grita abriendo la puerta del jeep y sacándome de este agarrando mi brazo.

¡Tenías que ser tú!

Me Enamoré De Un Impostor - Akary Gressed [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora