Capítulo 1

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Alba Reche arrugó el ceño mientras salía de la autopista y no sólo por la posibilidad de que hubiera hielo en la carretera. ¿Su coche había hecho un ruidito raro?¿Una especie de chac, chac, chac?

«Ahora no, por favor. Ahora no es buen momento» Rogaba interiormente.

Siempre andaba corta de dinero en diciembre, pero aparte de los gastos de las fiestas, estaba intentando ahorrar para comprarse un apartamento. Además, no tenía tiempo de llevar el coche al taller.

Alba respiró profundamente y decidió hacer lo que hacía siempre  que el coche le daba un susto, amenazarlo:

-¡Ni se te ocurra estropearte hasta primeros de año!¡Si te atreves, te arranco los cables de la batería con mis propias manos y los cuelgo en el árbol de Navidad!

No estaba muy segura de si la batería tenía cables porque lo suyo eran las Relaciones Públicas no los motores, pero sí sabía cómo resolver el turbador asunto del chac, chac.

Alba puso la radio.

Un entusiasmado cantante de potente voz cantaba a su amor por un tamborilero... o algo así. Alba no tenía un amor, pero sí un ex novio, Joan Garrido, propietario de una empresa de software, Juegos Garrido, para la que ella trabajaba.

Cuando rompió con él seis meses antes, Alba pensó que sería muy incómodo seguir dirigiendo el pequeño departamento de Relaciones Públicas, pero Joan le había implorado que se quedase porque la necesitaba. Y esa petición había sido profética.

Hasta aquel momento, Alba había dedicado su tiempo y energía a llamar la atención de los medios sobre Juegos Garrido, pero todo se había ido abajo cuando fueron demandados por un supuesto fraude de propiedad intelectual.

A causa del renovado interés por Manu Guix y su Torttles Ninjas, el nuevo juego de acción que había creado Juegos Garrido, Ninja Town, parecía a punto de ser un éxito. Pero la esritora Noemí Galera reclamaba que el personaje y su historia habían sido robados de su página Web. Y, de repente, las habilidades de Alba como Relaciones Públicas eran más que necesarias para salir de aquel lío.

-Particularmente, ahora que Natalia Lacunza parece interesada en hacernos daño. - murmuró para sí misma. Sumergida en sus pensamientos.

La periodista de El Mundo había escrito sobre el tema, mezclando cinismo y pasión en su irritante columna semanal... y aunque Alba buscó cuidadosamente algún fallo o errores maliciosos, no pudo encontrar nada.

Natalia Lacunza era muy admirada por sus lectores y las insinuaciones sobre el inesperado éxito de Joan Garrido eran inquietantes.

Alba suspiró mientras  se acercaba al aparcamiento del pequeño pero moderno edificio de Juegos Garrido...

Joan Garrido... típico chico pijo que se cree que el mundo gira entorno a él. Tímido y presumido. Cuando vieron juntos la película de Titanic, Joan lloró como un niño y ella pasó una hora intentando consolarlo.

Ese, practicamente, era el resumen de su relación. Aunque era un fantástico programador informático y un chico guapísimo, a punto de convertirse en millonario, Joan siempre parecía necesitar apoyo. Y eso no podía ser en un empresario que se movía en un mundo tan competitivo como el de los juegos de ordenador.

Pero no sería muy inteligente decir que su jefe era demasiado ingenuo como para robarle a nadie.

Quizá como último recurso...

El abogado de Juegos Garrido, Damion Frost, con su colaboración, naturalmente, había enviado un buen comunicado de prensa, que El Mundo no se había molestado en publicar.

Un Romance Casi PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora