-¿Hola? - oyó una voz masculina.
-¡Estoy aquí! - exclamó Alba medio enterrada entre papeles.
Agoney Sánchez asomó la cabeza.
-Señorita Reche, tenemos que hablar - dijo decidido.
-Agoney...
-Es sobre Noemí Galera, señorita Reche. Tengo que hablar con usted.
Media hora después, Alba se echó hacia atrás en la silla, sin saber qué decir.
-¿Estoy despedido? - preguntó Agoney -. Sé que es usted buena amiga del señor Garrido y esperaba que pudiera hablarle bien de mí.
No había querido ligar con Ambrossi. Pero Alba no sabía qué decir.
-En serio, señorita Reche, al principio no dije nada porque me encanta mi trabajo. Me encanta esta empresa. Acabo de terminar la carrera y no tengo mucha experiencia. No todo el mundo contrata gente joven y... para mí este puesto es muy importante.
-Sí, ya me imagino.
Cuando se trabajaba en un proyecto nuevo, la política era no hablar del tema con nadie. Pero Agoney, a quien no se le daban bien las relaciones, había decidido que quizá sería una buena manera de ligar... con chicos interesados en juegos de ordenador. Y, por lo visto, el año anterior, durante un congreso de informática, había terminado en el bar del hotel, hablando con dos chicos y una chica sobre Ninja Town.
-Es que me gustaba el castaño - repitió Agoney, con cara de contricción -. Y quería gustarle. Jamás se me ocurrió pensar que...
Al parecer, la chica que iba acompañada de los dos chicos era Noemí Galera. Al principio, Agoney no se dió cuenta, pero al ver su fotografía en los periódicos...
-Me alegro de que por fin te hayas decidido a contarlo, Agoney. Esto nos ahorrará muchos problemas. Pero primero tenemos que probarlo para que la gente no piense que te has ofrecido como un corderito sacrificial para salvar la empresa y desacreditar a Noemí Galera. En fin, vamos a ver qué piensa Damion.
-¿Ahora mismo? - preguntó Agoney, asustado -. Sé que todo es culpa mía y que deberían despedirme, pero si pierdo este trabajo sería como si me arrancaran el corazón.
Y que se lo pisaran. Alba conocía muy bien la sensación.
En ese momento, Lola entró sin llamar.
-Alba, aquí te dejo los billetes de avión que me encargaste ayer.
Alba miró los billetes sobre la mesa, ya no los iba a necesitar. Le había pedido a Lola con entusiasmo que le consiguiera dos billetes de avión después de que regresó de almorzar con Natalia y ésa la propuso lo del viaje.
-Agoney, ¿no te gustaría salir un tiempito de vacaciones con... un amigo o amiga...? - Agoney negó con la cabeza y Alba resopló.
Recogió los billetes de avión y los guardó en su bolso. Ya no se podían devolver. Buscaría a alguien que le interesase hacer ese viaje y venderle los billetes, o regalárselos.
***
-¿Seguro que estarás bien? - preguntó por cuarta vez María.
-Por favor, Mari, marchaos de una vez. Tenéis esas entradas desde hace meses, y además, es un teatro de verdad, no la tortura a la que me llevó Luis.
-Si no es un teatro torturoso, exigiré que me devuelvan el dinero - bromeó Carlos.
-Pero, después del día que has tenido hoy, supongo que debes estar agotada.
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Un Romance Casi Perfecto
Short StoryTodas las mañanas, Alba Reche necesitaba dos tazas de café más fuerte para enfrentarse a su trabajo de ejecutiva y, sobre todo, a su jefe, que resultaba ser su ex novio. Pero toda esa cafeína jamás conseguía quitarle el sueño, solo con pensar en su...