-¿Alba? - la voz era poco más que un susurro, pero a Alba le pareció como si sonara a través de un megáfono.
No entendía por qué alguien le hablaba al oído con un megáfono, pero le dolía todo. ¿Por qué le dolía todo? Intentó abrir los ojos, pero sus párpados parecían estar sellados con pegamento. Después de varios intentos, lo consiguió.
La luz, mala. La oscuridad, buena.
La inconsciencia, aún mejor.Alba volvió a cerrar los ojos.
-¿Mari?
-¿Qué te pasa, cariño?
-Nada, sólo me duele un poco... todo.
-Toma, bebe esto, anda.
Como tenía la sensación de que le habían llenado la boca de algodón, Alba bebió el vaso de agua con ansiedad. Pero el roce del vaso con sus labios le recordó algo. Ahora lo recordaba. Había salido con Miki, y se habían ido a un bar, después del bar se fueron a una discoteca. Después de eso no se acordaba de nada más.
-¿Cuándo has llegado a casa?
-A las tres y media de la mañana - contestó María -. Carlos y yo decidimos volver un día antes porque iba a nevar, y no se sabía si se tendría que cerrar el aeropuerto. En cuanto aterrizamos, recibí una llamada de Miki preguntándome si ya estabas en casa, él me explicó que habíais salido, pero que te dejó allí porque tenía curro. Carlos y yo decidimos pasar primero por donde te dejó Miki para ver si estabas allí y de una vez llevarte a casa. Fue él quien te metió a la cama. No te acuerdas, ¿verdad?
-No.
En realidad, aunque la hubieran sacado de allí y dar la vuelta al mundo con ella mil veces, no se acordaría.
-Estaba... un poco estresada.
María soltó un bufido.
-¿Un poco estresada? No sabes mentir, nena.
Mentir... desconfiar... Natalia.
Como si no se hubiera humillado ya bastante, Alba rompió a llorar.
-No hagas eso, por favor - le suplicó su amiga -. Sabes que me pondré a llorar yo también. Supongo que te has peleado con Natalia.
Alba intentó sentarse, tapándose con el edredón como cuando era pequeña, cuando tenía una pesadilla.
-Estoy enamorada, Mari. Me he enamorado de ella, como tú querías.
-Te aseguro que esto no es lo que yo quería para tí. ¿Qué ha pasado?
Alba se lo contó. La muñeca, las flores, la cena quemada, las horas y horas haciendo el amor, cómo la hacía reír, las cosas que se habían contado, el árbol de Navidad, la decoración, las canciones que le había tocado... Y luego le contó la extraña noticia sobre el pasado de Joan y la reacción de Natalia.
Ahora que lo pensaba, el pasado de Joan iba a ser un problema. Si tenía que cuidar su imagen y eso se hacía público... Pero no había pensado en ello mientras perreaba en la discoteca. Sólo pensaba en Natalia, en su amor perdido. La persona que había tenido los ovarios para ir a su casa a interrogarle como si ella fuese una delincuente y la periodista una fiscal.
-Toma - le ofreció la Mari un pañuelo -. Te hace falta...
-¿Qué es eso que tienes en el dedo?
Al principio, Alba había pensado que era su resaca, pero no, la Mari llevaba algo muy brillante en el dedo. Se quedó mirando el anillo, el segundo que veía esas navidades.
-¡Estás prometida!
«Nota: no gritar cuando tengas resaca, parece que la cabeza va a salir rodando por debajo de la cama».
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Un Romance Casi Perfecto
Short StoryTodas las mañanas, Alba Reche necesitaba dos tazas de café más fuerte para enfrentarse a su trabajo de ejecutiva y, sobre todo, a su jefe, que resultaba ser su ex novio. Pero toda esa cafeína jamás conseguía quitarle el sueño, solo con pensar en su...