Los pitidos sonaban y solo se escuchaba eso.
Su corazón se había armonizado de algún modo con ese tempo. Durante los instantes en los que no se oía nada a través del auricular, su corazón, tampoco latía, se detenía en seco y su sangre ya no recorría su cuerpo. Luego otro pitido y todo volvía a funcionar durante ese largo segundo.Lejos, oía el sonido de la lluvia, distante, tan ajena a esa realidad que parecía no estar conectado con el mundo. Como si el agua que chocaba contra la ventana y surcaba recorridos por el cristal no fuera otra cosa que una ilusión. La lluvia parecía provenir de una pantalla, un televisor, y no del mundo exterior.
La mirada estaba perdida en algún punto del espacio, era como si hubiese encontrado la forma de ver todo el universo al mismo tiempo o, por el contrario, había encontrado un punto en el que ya nada tenía sentido. Estaba atónito a eso y no podía mirar a otro lado.
No se había percatado, pero las paredes se le cerraban con cada pitido, presionaban y cada vez tenía menos aire. Los colores se volvían difusos y se salían de los márgenes de sus objetos; era como si el mundo se hubiese vuelto el dibujo mal pintado de un niño de jardín. Las luces azules de las sirenas pasaron junto a él y le iluminaron el rostro un momento, pero incluso eso se sentía de otro mundo.
El aire se había vuelto más frío con la lluvia y se volvía aún más frío con cada segundo que pasaba. El tiempo lo estaba comiendo, y en algún momento de esa larga espera en el teléfono el pitido del mismo se parecía cada vez más al tick tack del reloj.
Cerró los ojos.
Todo era oscuro.
Y todo era silencio.
Ya no escuchaba el pitido ni veía la lluvia caer, ya no sentía su corazón ni el frío recorriendo su piel. Ya habia perdido la cuenta de hace cuanto el teléfono había estado sonando, hace cuanto habia estado esperando de pie a que el teléfono produciese una voz y no ese estúpido ruido de maquina.
Finalmente, el pitido del teléfono dio ese largo sonido, tan similar al del hospital y supo entonces de que había llegado tarde.
Afuera ya no llovía, porque la lluvia estaba ahora dentro. Inundando su casa. Recorriendo su cara.
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Un lugar para almacenarlos
PoetryCompilación de cuentos y poemas de lo que voy escribiendo en el año. No hay tal hilo que los una, solo es un lugar para almacenarlos.