Pensamientos crudos de una mente quemada

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Me siento pesado. Una pesadez extraña, desproporcionada. El pecho es de plomo y en mi lomo cargo con una mochila llena de sentimientos.

Me siento pesado, tan pesado que ya no floto en el agua. Me tiro de espaldas en la pileta y toco el fondo. Intento mantenerme en la superficie, pero no hago más que dar patadas y brazadas alborotadas. Por unos momentos me mantengo a flote. Por un momento. Y es en ese mismo instante cuando estoy en el fondo. El cielo se ve extraño debajo del agua, el sol ya no me quema debajo del agua, el viento ya no me alborota el pelo debajo del agua. Todo es paz mientras las burbujas de oxígeno que salen de mi nariz suben en filas hasta el exterior.

Desde fuera no hay reflejo de mí porque el agua está turbia.

No hay amigos hoy que me logren sacar, ya los alejé.

Sin embargo ella sí puede.

Hoy es 4 de febrero, se supone que debería ser especial, mas me tengo que levantar de la cama para ir a trabajar. Pero ella no me suelta, me permite flotar lo que no floto en el agua.

Las sábanas se me enredaron en el cuello y no me puedo levantar.

Estoy pasando una semana difícil, no lo voy a ocultar, aunque hace ya tiempo que nadie me pregunta por mis ojos rojos y mis ojeras negras, creo que ya es natural, otra consecuencia de llorar hasta dormir.

Hace ya años que me dieron un arma y la pusieron contra mi sien, cada día me susurran que debo jalar el gatillo. Por ahora sobrevivo.

Por ahora.

Le prometí a ella no hacerlo, pero ella hoy no está acá y no se acuerda de mí. Envuelta en lujuria y alcohol, aislada del mundo y lejos de mí.

Aquí estoy, solo, un 4 de febrero, esperando el mensaje de ella mientras escribo sin esfuerzo este desprolijo escrito porque dijo que le gustan aunque tengo tantos que no ha leído.

Hay un ligero orden dentro del caos que es mi pieza, quiero acomodarla, pero me pongo malas excusas baratas para no terminar la novela, como perder el tiempo en estas palabras que hoy no salen de mi cabeza.

De todas formas, ya no hay poetas. A lo que llaman poesía no es más que odio, toxicidad, resentimientos, celos y envidia hacia otros escritores camuflados con rimas bonitas y un léxico falso. Letras de rap en una métrica poética. Ya no hay amor, se devalúa como el peso nacional y la moneda de cambio es ahora el dólar.

En este mundo de odio tengo el corazón que me rebalsa de sentimientos y no lo puedo expresar.

Hago espacio en la heladera vacía.

Y pienso en esta noche, cuando me vaya a acostar con mis sentimientos alborotados, en con quién estará ahora. Yo llorando, ella bailando o tomando con cualquiera. Mientras esta noche mis labios gritarán su nombre los suyos estarán saboreando los de alguien más, alguien que mañana, cuando el antídoto envenenado que usamos para llenar nuestras vidas y distraernos un rato se disipe, no recordará su milagroso nombre. O quizás se acueste con alguien, y sean sus labios los que griten nombres.

Hoy es 4 de febrero y olvidaste mi cumpleaños. Borraste mi nombre de la lista de contactos de tu memoria. Hoy no existo para ti, pero hoy tú lo sigues siendo todo para mí.

Esta noche, cuando toque mi carne lo haré pensando en ti, fingiré ser feliz un momento y luego recaerá. Desearé que fueras tú quien me tocara. Me meteré en la (pileta) ducha; me ahogaré en agua y me bañaré en lágrimas. ¿Tan bueno es él que te hace olvidarme? ¿o es que soy tan olvidable?.

Supongo que no hablabas en serio cuando decías que yo era importante.

Y ni te preocupes hoy por mí, porque de todas formas me iré a dormir viendo tus fotos.



Estoy sobrio, sin embargo, cuánto quisiera poder no estarlo, aunque beber me hace vomitar muy rápido.

Aun así no me hagan caso, esto no es más que el resultado de haber estado acostado; de colocar el cerebro en una olla con agua, poner el fuego y dejarlo en mínimo durante horas. Ahora las palabras hierven tanto que son difíciles de masticar y mañana serán frías sobras sin sabor que el microondas no podrá recalentar.

Sí, no me hagan caso, estas ideas ya se quemaron.

Un lugar para almacenarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora