En el vacio (perdido)

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Párpados caen y se hace la noche.




























































    Creo que al fin sucedió, me volví polvo, volví a casa, me uní a la infinidad de los astros y las estrellas que deambulan dando vueltas en la eterna noche que es el espacio; una caja de arena para planetas y estrellas. Ya no necesito respirar, ya no siento el peso extra en mis pulmones, mi pecho al fin es libre de la carga que sentía y la gravedad ya no me aprisiona a la tierra con su enorme peso sobre mis hombros. Todo es oscuro a mi alrededor y decoran salpicados como luciérnagas en la noche, pequeños puntos lumínicos. Un sendero a la perdición o un mar de oportunidades, ¿cuántas estrellas hay ahí afuera? ¿Cuántos planetas con cuantas personas? ¿Será posible que estemos solos? La delgada línea entre lo maravilloso de lo desconocido y lo aterrador de lo inhóspito. Lo maravillosamente aterrador. Un campo minado decorado con flores, cubierta con abejas y espinas. De una cosa estoy seguro, no pueden ser más desarrollados que nosotros o ya nos hubieran visitado o los habríamos visto; y hay quienes dicen ver pero no hay mayores ciegos que los que se niegan a mirar o mayores mentirosos que los que se proclaman videntes aun con ojos vendados.

    Estamos solos, no tengo dudas, y creo que eso es mil veces peor. Miro de vuelta a la tierra, está cerca aun así que la puedo divisar. Tan brillante esa maldita esfera azulada, tan única entre todas las demás, deseada por todos, consumida por unos pocos. Aunque yo prefiero el espacio; no lo que hay allí, sino lo que no hay. Hay algo en el vacío que cautiva, que me atrapa y me abraza, me hace sentir de nuevo en mi hogar, en donde debo estar. En donde quiero estar. "Y si mucho miras a un abismo, el abismo concluirá por mirar dentro de ti" es ese abismo al que todos pertenecemos, del que provenimos, al que debo volver, el que me mira a mí, me analiza, me juzga en silencio y me desarma, pieza a pieza como un rompecabezas.

    Una sacudida, el universo mismo se comienza a resquebrajar y los párpados vuelven a levantarse. 


























































Se hace una luz, un rostro emerge. Negros ojos que me ven desde una cercana lejanía. Una sonrisa se dibuja.


—Te quedaste dormido y te perdiste la película. Es la última vez que te hago mimos. Encima pesas un montón.

El vacío que me observa, y yo que le devuelvo la mirada, me sonríe, me engatusa. Agacho la cabeza y le dejo que me destruya.

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⏰ Última actualización: May 13, 2021 ⏰

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