Capítulo 20

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Mica

Había pasado media hora desde que me encontraba en la cocina sin saber qué cocinar. Tomando la cebolla que había picado, la guardé en un recipiente y la coloqué en el refrigerador. Hoy comería en un restaurante. Agarrando mi chaqueta y mi bolso, salí del departamento dejando de lado todos mi problemas.  Aprovechando que me encontraba ya en el ascensor, mandé un mensaje a Erick, avisándole de mi salida por si él volvía antes.

" Hermanito, saldré a comer. Estoy bien. Suerte con el programa."

Segundos después, ya en la calle recibí un mensaje de su parte.

"Bueno. Por favor, ten cuidado. Te quiero."

Sonriendo, guardé mi celular y caminé por un buen rato hasta que me encontré con un lugar muy bonito para comer. Entrando pedí al recepcionista una mesa y gracias a la buena racha que tenía, él consiguió la última y única mesa disponible para mí.

---Por favor, acompáñame---. Pidió gentilmente. Asintiendo con la cabeza, lo seguí, mientras observaba la hermosa y armónica combinación que tenían los cuadros pintados y los muebles del lugar.----¿Qué desea tomar señorita? ----.Preguntó una vez que ya me encontraba en mi mesa.

----Me gustaría para tomar vino blanco----. Sonriéndole amablemente, esperé a que el mesero que me iba a atender llegara.

----Buena elección----.Dirigiendo su mirada hacia el mesero----Carlos, por favor, atiende a la señorita... ----. Levantando una de sus cejas, esperó a que hablara.

----Molina... Mi apellido es Molina----. Murmuré, un poco apenada. No me gustaba que todos se me quedaran viendo y menos como ellos ahora lo estaban haciendo. Era algo incómodo.

----Disculpe, señorita Molina ----.Habló apenado.----¿No le parece mejor una mesa en la parte vip? Su hermano es socio aquí y tienen ciertos prilegios, que otros no----.

----No, gracias. Estoy bien aquí ----.  Respondí, un poco molesta. No me gustaba que me trataran diferente, era normal como todos.

----Está bien... ----.Frunciendo el ceño, no me contradijo----Cualquier inconveniente o si usted cambia de idea con respecto al lugar, sólo llámeme----. Dirigiendo una mirada de advertencia a Carlos----Por favor, atiéndela muy bien----. Riendo por lo bajo, permití que se retirara algo ajetreado y nervioso. La situación me parecía algo incómoda pero graciosa. Ni que fuera de la realeza pensé.

----Señorita, éste es el menú----.  Ofreciéndomelo, sentí cómo temblaba de nervios. ¿Sería acaso por el trato especial que debía tener?

----Carlos...----. Dirigiendo mi mirada hacia su rostro----Nada de nervios, trátame normal. No pediré nada extravagante ni mucho menos te haré perder tu trabajo. Además no sabía que mi hermano era socio de aquí----.

----No solo es socio sino que también es uno de los tres accionistas mayoritarios de este y otros locales de comida. Pensé que usted lo sabía...

----Realmente no... No suelo preguntarle a mi hermano sobre sus negocios----.Sonriéndole.----Gracias por la información----.Abriendo mi menú, repasé cada uno de los platillos, uno más raro que otro. Finalmente cuando me decidí, ordené----Me gustaría pollo al horno con una ensalada de tomate y lechuga----.Apuntando en su libreta, levantó una ceja asombrado.----¿Qué? Supongo que debería ordenar otra comida más extravagante, ¿no?-----. Frunciendo mi ceño, esperé su respuesta.

----Es algo muy sencillo, pero estoy para servirle----. Guardando su libreta y su lapicera, se dirigió hacia una puerta. Suponía que era la cocina.

----Te mataré hermanito----. Murmuré, una vez que me encontré sola. Solo buscaba algo de tranquilidad y ahora me encontraba con un recepcionista y un mesero loco porque "tenía trato especial". Varios minutos después, Carlos volvió con una botella de vino blanco, No cabe decir, que seguramente era el mejor y el más caro, aunque eso no me importaba. Sirviéndome una copa, nuevamente desapareció, sin dejar rastros. Saboreando un poco del vino, me levanté para observar más de cerca las pinturas. Realmente eran preciosas y sé que me mantendrían ocupada mientras estaba lista la comida.

Mi último baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora