Capítulo 6

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  • Dedicado a Micaela Giangreco
                                    

Tres semanas después

Sebastián

¿Cómo sentirse cuando la chica que te gusta ni te registra? ¿Cómo actuar cuando estoy perdiendo la razón a causa de ello? Debía poner un alto a esta situación y de inmediato.
Por ende, dejo lo que estoy haciendo en casa y voy a su departamento.
Al llegar e ir hasta la puerta, me llevé la sorpresa de que estaba abierta ¿Cómo podía ser tan descuidada? Al entrar, quedé anonadado... El lugar estaba vacío.

----La chica se acaba de mudar, joven----. Escuché detrás de mí. Al darme vuelta, me encontré con el encargado del edificio. Era un hombre de edad avanzada pero parecía buena persona.

---- ¿Sabe a dónde?----. Recorriendo el lugar con mi mirada, busqué alguna señal.

----No. Aunque la última vez que estuvo aquí, vino con un chico----.¿Será Erick? ¿Y por qué estaba con ella?

----Gracias por la información. Buenas tardes----.

¡Soy un estúpido! Ahora, ¿qué voy hacer? Me repetí una y otra vez esa pregunta antes de salir a la calle.

Micaela

----Muchas por ayudarme, Erick----. Sonriéndole, le pasé la última caja de mis pertenencias.

- ¡No agradezcas! Para eso soy tu amigo----. Guiñándome un ojo, hizo que sus hermosos hoyuelos se marcaran y eso lo hizo ver más atractivo. (No se confundan. Yo lo veo como amigo y nada más.)

Volviendo a lo que estaba haciendo, pensé que la mudanza había sido una buena decisión. Lo que menos quería era cruzarme con Sebastián ya que todavía no había olvidado la decepción que me llevé en la cafetería. No obstante, esa no es la causa más importante de mi traslado.
La verdad razón fueron mis padres. No quiero que ellos me encuentren y menos cuando todavía no he encontrado la fuerza suficiente para perdonarlos y poder volverlos a verle cara a cara sin rastro de enojo o dolor.

----¡Hola! ¡Hola!----. Pasando sus dos manos enfrente de mi cara, logró que riera ni bien salí del mundo de mis pensamientos.

----¿Qué sucede?----.

----Mejor dicho, ¿Qué te pasa a ti?----.

----Nada, sólo estaba pensando----.

----En Sebastián, ¿No?----. Asintiendo, dejé que pensara eso. Todavía no le había hablado de mi "pequeño problema" que tenía con mis padres.

----Soy yo o presiento que me estás ocultas algo más----.

----No, tonterías...----. Bajando la mirada, traté de mantener a raya mis emociones. No quería llorar y menos que él me viera haciéndolo.

----¿No confías en mí?----.

----Claro que sí, Erick. Pero no quiero meterte en mis problemas cuando ya tienes los tuyos----.

----Siempre es bueno compartirlos. Además yo quiero saber lo que te sucede----. Tomando una bocanada de aire, le conté lo que tanto me afligía.

Minutos después

----Creo que debes perdonarlos así no te sentirás mal y podrás seguir tu vida----. ¿Ven por qué lo quiero? Él es fantástico y da muy buenos consejos.

---- Gracias por ser mi amigo----. Abrazándolo, dejé que él calor de sus brazos me reconfortara.

---- Y como soy tu amigo, tengo una propuesta----. Levantando una ceja, esperé su respuesta.----¿Qué te parece que venga a vivir contigo?----. Frunciendo el ceño fruncido, pensé en todos problemas que podría acarrear.----Es para poder enseñarte y hacerte compañía. Además nadie tiene derecho a opinar de lo que haga o deje de hacer, somos amigos y si quieren pensar otra cosa, solo basta ponerte a Sebastián en frente de tus ojos para darse cuenta de cómo te morís de amor por él----.Horrorizada lo miré, haciendo que riera.

---- ¡Mira cómo me río!----. Cruzándome de brazos, le di la espalda, para aparentar mi enojo.

----No te va a durar mucho ese enojo, Mica. ¿Y sabés por que?----. Que no sea lo que esté pensando.----Porque voy a ir rumbo hacia la primera cafetería disponible en Mar del Plata para comprar esos bollitos rellenos de dulce de leche y ese café tan espumoso y dulce para festejar que ambos vamos a vivir juntos en este grandioso departamento. Pero.... como estás enojada, tendré que ir solo----. Tomando la chaqueta que se encontraba en el respaldo del sofá, corrí hasta saltar en su ancha espalda.

----Perdón----. Dándole un beso en la mejilla, trataba de no caer.---- ¿Puedo ir con vos?----.

----¿Acaso no estabas enojada?----.

----No, solo estaba fingiendo. Recuerda que del odio al amor hay un solo paso----.

----Supongo que hablas del amor loco que tienes por esos rollitos----.

----¿No te gustan?----.

----Sí, pero a la vez no. Tengo celos de que prefieras más a esos bollitos que a tu amigo----. Dándole un beso en la mejilla, le aseguré que no antes de entrar al ascensor. Riéndonos esperamos que se cerrara, pero una mano impidió el proceso.

----Disculpen----. Dijo una chica de cabello castaño y ojos verdes cautivadores.

Tanto Erik como yo, nos quedamos observándola ya que llevaba entre sus brazos a un pequeño y peludo caniche toy blanco.

----¿Cómo se llama?----.

----Se llama pípi----.

----Qué lindo nombre. Agregué para verlo una vez más.

----¿Son los nuevos vecinos?----. Asintiendo, ella se presentó.---- Soy Melisa Lalli----.

----Soy Micaela Hale----.

---- Y yo soy Erik Molina. Un gusto----.

Ella al escuchar nuestros nombres, nos miró sorprendida, pero luego como si nada hubiera ocurrido nos dijo:

----Esta noche, me encantaría que ustedes pudieran asistir a la cena de bienvenida que junto a mis hermanos pensamos hacer----. Aceptando después de intercambiar algunas palabras más, ella nos indicó la hora para asistir a la cena en el departamento 5C. Despidiéndose alegremente, los dos nos dirigimos en dirección contraria.

----¿Sabes de quién es hermana?----.

---- ¿De quién?----.

----Mejor olvídalo, creo que no lo conocerás----. Ignorando su comportamiento raro, mordí uno de mis bollitos para luego beber tranquilamente mi café.
¿No había de que preocuparse no? Sebastián no se cruzaría en mi caminoen mucho tiempo y eso era lo único que me importaba.

Mi último baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora