《ＫＡＩＳＯＯ》"Nada es malo, si se siente bien". Probablemente Kim JongIn alias Kai, y su pareja KyungSoo (solo Do KyungSoo así), no fueran la pareja comúnmente salidas de cuentos de hadas.
Su amor eran tan único y complicado de explicar.
Sí, todos tenían...
¿Quizás conoces ese lugar entre el sueño y el despertar, el lugar donde todavía puedes recordar el sueño? Es ahí... Justo ahí, donde siempre te amaré, donde te estaré esperando.
Hay muchas historias sin terminar de entender, sin terminar de concluir.
Cuando un amor termina, comienza otro por vivir.
Así como un sueño, una pesadilla que te deja en pedazos. Dos niños de 14 y 15 años se despiertan asustados de forma sincronizada luego de estar recostados en su pupitre de madera elegante, uno en cada diferente salón de clases, en el mismo establecimiento. Sus cortas vidas eran muy diferentes del uno con el otro.
Despiertan de un largo y trágico sueño de su vida pasada.
2021 había llegado hace unos meses.
Fue un sueño, o tal vez había sido real. Habían muerto, uno por un asesinato. Otro por suicidio, sus nombres, sus vidas anteriores habían terminado. ¿Pero esto había pasado?
Ambos salieron corriendo abrumados, necesitaban oxigeno. Sus gargantas se encontraban cerradas, ambos corriendo en el mismo pasillo sin darse cuenta hasta que llegaron al gigantesco jardín del instituto. Con hermosas flores y plantas del sur de Corea.
Al llegar sus respiraciones se calmaron, ambos se dieron cuenta de la presencia del otro. Sus rostros habían permanecido intacto, solo que más jóvenes y apariencias distintas. Un pitido sonó en sus cabezas.
¿Que estaba pasando? ¿El cielo había conspirado a su favor? Las lágrimas los había atacado, el chico de piel canela se acerca con ojos muy abiertos. Cada distancia se rompía en cada paso hasta abrazar con fervor a un chico rubio, el pasado era un sueño que acabó, un incendio que en sus brazos apagó. Su silencio se encontró con su voz. Era su único lugar seguro. No sabia que había pasado, pero no quería descubrirlo, sus fantasmas por fin estan en paz.
El destino estaba escrito en oro.
Me encontraste y te encontré.
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