Cap 12: "TAMBIÉN ME VE"

186 11 56
                                    

El sol se asomaba por las ventanas del castillo, iluminando cada rincón con su luz mañanera.
Rapunzel, la pequeña peli dorada de cabellos extremadamente largos yacía fuera de su cama, alistandose junto con sus padres para tomar el desayuno. Mientras, ya el resto de los monarcas visitantes estaban listos para degustar del desayuno maravilloso de los cocineros de Arendelle, solo esperaban por la familia de corona para comenzar el desayuno.
Al fin habían llegado al lugar y con una cortés sonrisa tomaron asiento. Los monarcas comentaron que se sientan de maravilla en el palacio de Arendelle, pero que ya habían pasado muchos días y debían volver, comenzarán las clases de sus pequeños príncipes y princesas.

El desayuno había concluido, luego de asearse un poco, los niños tomaron camino a otros lugares del gran jardín del castillo a jugar y a explorar.
Las hermosas reinas acompañaron a sus pequeños para vigilarlos por un rato mientras conversaban gustos vanidosos, tema que le encantaba a la reina Elinor de Dumbroch. Los hombres tomaron camino al gran despacho, donde podían combatir temas de alianza y buenos negocios futuro con el reino, cosa que el rey Agnarr no apreciaría mucho.
Y luego estaba Elsa, la pequeña y dulce Elsa, que al despertar lo único que veía siempre era esa fría y solitaria habitación, el hielo que se esparcía por su habitación cada mañana, los copos de nieve caer en su cara y su triste semblante en su rostro, hasta llegar la hora de sus clases. Si, su vida había cambiado por completo, de ser una pequeña alegre y libre paso a ser una triste y solitaria niña encerrada en una habitación hasta... ¿quien sabe?.

Desde que Elsa se entero de la estadía de niños y diversión que se hallaba fuera de sus cuatro muros de hielo, solía asomarse aun mas por la ventana, para aunque sea escuchar las divertidas risas de los niños que apenas se alcanzaban a oír. Elsa tomo valor y abrió su ventana, se asomo a su balcón, para poder lograr ver aunque sea un poco de la diversión que ella no podía vivir, pero no logro concentrarse en dicho ambiente que se mostraba, sino en las apariencias distintas, ya que había notado la diferencia en cada uno.

-¡Oh! Esa pequeña pelirroja si que tiene abundante cabello rizado- dijo para si misma -¡Seguro es la princesa de Dumbroch!- adivino -¡Su falda escoces la delata!- afirmo.

Volteo la mirada a otro extremo del jardín donde se encontraba Hiccup, el pequeño castaño de ojos verdes que estaba un tanto aburrido al lado de la rubia de unitrenza gruesa, Astrid.

-¡Seguro son hermanos!- dijo -Sus vestimentas son muy similares, puede que sean del reino vikingo- se decía a si misma.

Mientras escudriñaba con la mirada el inmenso jardín, viendo a su madre, su hermosa y bella madre, quien a pesar que estaba en compañía, su rostro mostraba tristeza y angustia. Elsa siguió mirando y se detuvo al oír la hermosa risa de su hermana, la misma risa de felicidad y diversión que obtenía junto con ella. Un sollozo escapo de ella, recordando que quizá nunca iba a poder volver a jugar con su pequeña hermana quien la hacia tan feliz. Estaba a punto de guardarse a su habitación y cerrar la ventana de su balcón, cuando unos cabellos largos y dorados llamaron su atención. Elsa se extraño al ver tanto cabello, largos y abundantes atados en una trenza larga que se arrastraba por el césped. Elsa quedo encantada con tan brillantes, lindos y largos cabellos, comenzó a mirarla un poco mas, miro esos grandes ojos verde esmeralda de Rapunzel, con ciertos rasgos similares a ella.

-¡Quizá seamos familia!- dijo.

Rapunzel iba de un lado a otro, recogiendo una que otra flor y colocandola en su larga trenza, que por cierto era pisada por Mérida, que no dejaba de corretear y de subirse a ramas, arboles y rocas enormes.

-¡Se ve muy lindo su cabello, pero deberían cortarlo!- alego Elsa para si misma.

Continuo mirando un poco mas a los pequeños jugar, varias veces sonrió, varias veces se entristeció.

Fɍøƶɇn Łøvɇ: Un Amor CongeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora