CATORCE

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Capítulo 14: La piscina.

Alessandro.

La curiosidad mató al gato, pero estoy seguro de que lo mató por algo muy diferente que a mí. Bolas azules.

Si bien el mensaje de la brigadier no fue para nada insinuador, me imagino que el escenario que me espera en la piscina, sobre todo luego de mi confesión en la misión de Colombia.

— General, estaba pensando en que el otro día yo le compartí una fantasía mía y creo que sería justo que usted lo hiciera con una suya — me hace saber la brigadier acercándose más a mi.

— Está bien — pienso mi respuesta—. Siempre he querido hacerlo en el mar.

A pesar de que una piscina no es el mar es algo que se le asemeja. Además, agregándole la imagen de Melek en un traje de baño hace que mis ansias repentinas suban aún más.

He estado días sin tener sexo y me están pasando la cuenta. La brigadier no ha salido de mi cabeza luego del encuentro sexual que tuvimos en mi casa con todas las palabras que soltó y sus movimientos que me atraparon durante toda la noche.

Bajo las escaleras y sin importarme que aún esté en traje, no paso por los vestidores y paso directamente al sector de las piscinas donde se encuentra la brigadier tapada con una bata de baño.

—Has llegado rápido ¿eh? —una sonrisa burlesca hay en su cara.

Se levanta de la banca donde estaba sentada y camina hasta mi.

—Pensé que era algo importante—miento de manera descarada.

—Ajá sí— su sonrisa aumenta.

—Te odio ¿sabes? —bufo.

No lo haces— me toma de la corbata y me acerca a ella — . Te encanto y lo sabes.

Se acerca aún más y une nuestros labios de manera sorpresiva. Le devuelvo el beso y envuelvo su cintura con mis brazos, ella con suavidad suelta su agarre en mi corbata y toma mi rostro con sus manos, para profundizar el beso.

Su lengua se adentra en mi boca, acción que me vuelve loco y hace que mi polla se despierte en mis pantalones.

—Tienes mucha ropa — susurra en medio del beso.

Con dificultad me quita el saco del traje y lo tira al suelo. Nos separamos un momento para respirar y aprovecho para quitarme la camiseta.

Melek me repara nuevamente con su mirada, se muerde el labio que se encuentra hinchado. La brigadier acerca sus manos a mis pantalones y desabrocha mi cinturón para luego hacer lo mismo con el botón de este.

La prenda se cae al suelo y yo termino de sacarlos, quedando solamente en ropa interior.

—Creo que ahora la que tiene mucho encima eres tú—utilizo sus palabras en su contra.

—Pues eso está por verse — juega con la cuerda de su bata —¿Sabías que me encanta nadar?

Se quita la bata de baño dejándome ver un traje de baño de tiritas color amarillo mostaza. Tira la bata al suelo y se da la vuelta dejándome ver como la fina línea trasera, no tapa para nada su excitante culo.

Camina de manera rápida hacia la piscina y se tira en picada. Se demora unos segundos en resurgir del agua. Su cabello mojado y las gotas recorriendo su pecho hacen que sienta una electricidad recorrer mi parte íntima.

Me acerco a la orilla de la piscina y en vez de tirarme de una como lo hizo Melek, me agacho y me siento en la orilla.

Observo como Melek desde la mitad nada hasta donde estoy yo, zigzagueando su cuerpo para sacar el culo cada tanto.

Propósitos ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora