CUARENTA Y OCHO

486 51 35
                                    

Capítulo 48: Sufrimiento.

Melek.

Odio la oscuridad, creía que ese miedo lo había superado hace muchos años pero estaba bastante equivocada.

Luego de muchas horas, Luciano se ha aburrido de estar "jugando" conmigo, más bien, con mi cuerpo. Me juré a mí misma que jamás volvería a estar en esta situación o en alguna parecida, pero siempre supe que eso no dependía de mí, nunca depende de la víctima. No importa que ropa utilices, no importa si estas bebida o drogada, si sales tarde y caminas sola por la noche, nunca es nuestra culpa.

Todos tenemos libertad y ninguno debe aprovecharse de ninguna circunstancia

Me juré luchar para que ningún asqueroso volviera a tocarme en contra de mi voluntad, si luché, pero mi cuerpo no colaboró, nuevamente. Este maldito agotamiento físico me tiene cansada en todos los sentidos, sumándole que Luciano, junto al otro hombre me golpearon hasta que se aburrieron.

Me odio a mí misma por no luchar en contra de las manos de Luciano, recordar sus asquerosas palabras siendo susurradas al oído mientras me manoseaba me da repulsión. Él no hubiese parado de no ser por que recibió una llamada importante la cual uno de sus hombres vino a notificar.

Me he salvado dos veces de esto, algo me dice que no habrá una tercera y las palabras de Luciano al salir me lo confirman:

Para la otra no te salvas, hija de puta —sisea en italiano antes de salir.

Acurrucada contra la pared, trato de recuperar fuerza para poder luchar contra el maldito italiano. No tengo idea de donde estoy pero necesito recuperar el control de mi cuerpo y buscar como contactarme con Mandy, ellas es la única que puede dar con mi paradero.

Me han sacado el chip de la organización secreta pero no el de mi propia organización pero no el de mi propia organización, una tecnología creada por las chicas que trabajan para mí, la cual es completamente imperceptible ante cualquier censor.

Solo dos personas saben comunicarse con Mandy y una de ellas está completamente conectada a maquinas con su vida pendiendo de un hilo, mientras que la otra se encuentra en una misión en Austria.

Ahora es cuando más me arrepiento de no haberlo comentando en ningún momento con Alessandro.

«Puede que follaran, que te tratara bien, pero no sabes si te está buscando o no. Quizás ahora sé de cuenta que eres inservible»

Odio el sentimiento de no tener el control de todo, no tengo ni la más remota idea de donde estoy ni hace cuento, no tengo la fuerza para levantar ni un dedo.

Lagrimas recorren mi rostro, la frustración me hace liberarlas, mientras me apego más a la pared apoyando la cabeza en ella. Pasan los minutos y de una forma u otra logro conciliar el sueño.

No sé cuánto duermo, lo único en lo que soy consiente es que entre el sueño escucho como alguien deja caer algo metálico al suelo haciendo un molesto ruido que me ensordece.

Me rehúso a abrir los ojos, intento convencerme que es solo mi imaginación la que emite ese sonido, pero cuando siento unas gruesas y ásperas manos tomar mis brazos y levantarme como si fuera una simple pluma.

Vuelvo a notar lo débil que estoy cuando me dejan sobre una plataforma y no tengo fuerzas para mantenerme en pie por mí misma, no he comido en días y pese a estar preparada para vivir situaciones extremas, ningún ser humano por más entrenado que esté, está preparado para esto.

El hombre, al cual no le veo el rostro ya que está a mis espaldas, toma mis manos y bruscamente las amarra a unos cintos cortos pero muy gruesos. Ahora un poco más consiente, caigo en cuenta que mis brazos están siendo sujetados a los cintos que se encuentran unidos a una extraña estructura.

Propósitos ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora