4 » La persecución

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Cierto joven de cabello rojo peinado en puntas sostenidas con una bandana tuvo que abrirse paso a través de las cortinas de humo de cigarrillo en el aire. El hedor a testosterona, sudor opacado por litros de desodorante de hombre, masculinidad frágil y el sonido de música de rock pesado le confirmó que estaba exactamente donde quería estar: el club de peleas clandestinas. 

Sus ojos rubíes buscaron, y dieron rápidamente con quien quería ver: Aquel rubio platinado que apretaba la quijada formando inconscientemente una mueca mostrando los dientes mientras lanzaba un puñetazo a su contrincante, dejándolo caer a medio ring y luego subiéndosele encima para un remate. Sus hombros subiendo y bajando al mismo tiempo que su pecho por la dedicación que siempre le ponía a sus enfrentamientos. Él era realmente masculino, sin fragilidad ni dudas, no como el resto de los tipos. Sus golpes siempre eran tan certeros, cargados con tanta gracia. A Eijiro le gustaba admirarlo.

—¡Oye, Bakugo!

Exclamó. Su voz cruzó el lugar hasta llegar a los oídos del platinado, quien subió la cabeza casi instantáneamente.

—Kirishima…

Cuando Bakugo dijo su nombre, este no tardó en mostrar una hilera de sus singulares dientes puntiagudos en una de las sonrisas más adorables que el mundo haya visto. Katsuki le sonrió de vuelta. Y aunque su forma de ser hacía que sus sonrisas parecieran socarronas, el pelirrojo sabía que en realidad el otro estaba feliz de volverlo a ver. 

La música tranquila aún sonaba en el salón de artes visuales

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La música tranquila aún sonaba en el salón de artes visuales. Kaminari seguía con la mirada clavada en el desastre de la pintura derramada que se esparcía sobre la alfombra. Sus globos oculares estaban apunto de secarse ya que desde que Kirishima se había literalmente desvanecido frente a él, Denki no había querido ni pestañear en caso de que pudiera regresar en cualquier momento. Estaba tan concentrado y aterrado con la situación que pegó un respingo cuando una mano se posó sorpresivamente en su hombro.

—¿Te interrumpí el viaje astral?— bromeó Sero. Su humor estaba igual que siempre, al parecer no le había ido mal en su charla con el profesor.  —Ya terminé aquí. Vámonos.

—No, no.— negó Denki, empecinado con quedarse pegado al marco de la puerta por las dudas. —Ve tú, te alcanzo luego.

—¿Cuál "ve tú"? ¿Que no sabes lo peligroso que es para un dealer como yo estar solo en la calle? Tengo enemigos a mis espaldas.— susurró con misterio, vigilando que nadie estuviese lo suficientemente cerca para escucharlos. Obviamente estaba exagerando… tal vez, probablemente.

—Pero estoy esperando a Kirishima, ¡tengo que hablar con él de algo en serio importante!

—Puedes hablar con él mañana.— contestó, pasando un brazo por sobre ambos hombros de su mejor amigo y comenzando a caminar. —¡Vamos!

Antes de que Kaminari pudiera enterrar las uñas en la pared para evitar moverse de ahí, el peli-negro ya lo arrastraba por el pasillo, dejándolo con la única opción de ver para atrás a la puerta alejarse y con ella la posible oportunidad de comenzar a entender toda esta locura.
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Al entrar al departamento, Hanta arrasó con todo cual tornado. Lanzó las llaves en alguna esquina del piso de la sala y enseguida se fue a la cocina a preparar algo rápido. Tenía la energía demasiado alta, estaba feliz ya que habían logrado llegar a tiempo para el episodio estreno de Heroes Might. Denki, por su lado, no prestó atención a nada más que al sofá, hacia el que caminó arrastrando los pies. Y en el momento en que se dejó caer todo despatarrado con piernas y brazos extendidos por todo el mueble se sintió rendido, agotadísimo, con el cerebro aplastado. Qué día de locos. Todo lo que había pasado y aún no daban las 8pm…  La televisión estaba encendida, pues al latino de seguro se le había olvidado apagarla otra vez, así que aunque le pesara la cabeza, el rubio la movió para ver la pantalla un rato con la intención de relajarse; entonces toda relajación posible se fue al caño cuando notó que estaban emitiendo la serie, no cualquier serie, la serie. Y no cualquier escena, porque no cualquier escena lo levantaría de un salto del sofá como zombie de la tumba.

THE SHIFTER ✧ ShinKami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora