Denki Kaminari es un estudiante común y corriente de 21 años en el mundo real. Hitoshi Shinsou no es más que un personaje en la serie televisiva más famosa de los últimos tiempos.
O donde Hitoshi está condenado a ser un personaje secundario, pero De...
"Buen trabajo atrapando a esos tipos, Mind Hacker." … Hitoshi había escuchado esa frase cinco veces en la última hora desde que llegó a la agencia esa mañana. De parte de sus colegas, amigos y de Eraserhead, pro-héroe y su mentor, quien le despeinó el cabello al pasar a su lado para demostrarle que estaba orgulloso, justo como hacía en los viejos tiempos cuando lo entrenaba en la UA. Ser un pro-héroe al que todos feliciten y admiren por atrapar tipos malos siempre fue el sueño de Shinsou. Sin embargo, estar bajo el reflector y destacar en alguna misión era difícil cuando se era amigo de Deku, el heredero de All Might y el nuevo símbolo de paz, alrededor del que todo el mundo parecía girar como planetas al sol… y ahora que finalmente su trabajo como Mind Hacker recibía un poco de atención, el mismo no estaba tan centrado en eso como le hubiese gustado, porque en su cabeza lo distraía la noche anterior:
« —Lo recuerdo de nuestra boda.
Al oír eso, Kaminari de repente se atoró. Con la comida. Se atoró con la comida debido a la sorpresa. Y no había terminado de atorarse tranquilo cuando las paredes comenzaron a temblar.
—¡Zombie!— Los gritos guturales de Bakugo se escuchaban detrás de la puerta mientras la golpeaba con la misma delicadeza nada delicada de la otra vez.
—Otra vez no...— Shinsou suspiró ante el deja vu. Regresó la mirada en dirección a Kaminari con la intención de hacerle saber que tenía que esconderse rápido, pero entonces… —Denki, tienes qu-... ¿...Denki?
No estaba.
Bakugo entró al departamento con una mueca horrible en el rostro y ese caminar tosco con el que se dirigió directo a la heladera en la cocina de donde sacó una lata de cerveza y se sentó en el sofá a beberla, pero su roommate lo conocía y sabía que lo último que haría sería justamente beberla.
—Estúpido pelos de mierda.— Soltó entre dientes el rabioso. Si lo veías en cámara lenta se podría notar la saliva que escupía sin darse cuenta. —Me ruega para estar en el club, ¿Qué hago yo? Lo acepto… ¡Y ahora no viene en todo el jodido día! ¡¿Quién se cree que es?!
—Uh, ni idea...— Le respondió Hitoshi, buscando a Denki primero con la mirada, pronto comenzando a moverse por el departamento disimuladamente.
—¡¿Sabes cuántas ratas mueren porque los acepte en mi club?! ¡Y él lo desperdicia! ¡Se cree con privilegios sólo porque me hace una sonrisa de idiota con esos feos dientes y yo-!
—Te gusta. Estás decepcionado porque te gusta y no pudiste verlo hoy.
—¡Cállate tonto zombie! ¡Claro que no!... ¡¿Y qué mierda es lo que tanto estás buscando?!
—¿Huh?— Cuando Katsuki le llamó la atención, el otro levantó la mirada. Cayó en la cuenta de que había llegado al punto de buscar bajo un cojín del sofá ¡¿Cómo iba a estar Denki bajo un cojín?! Esto era ridículo. —… nada. »
—¡Buen trabajo atrapando a esos tipos, Mind Hacker!— esta vez oía esa frase de parte de Midoriya, quien le posó una mano en el hombro y le dedicó una gran sonrisa resplandeciente. —¡Cuéntame! ¡¿Cómo fue?!
—Gracias, Midoriya. Bueno, digamos que fue-...— Había estado rogando que no le hiciesen esa pregunta, pero al parecer el universo no le escuchó. Mientras trataba de hilar una mentira que fuese creíble para tapar que no había hecho aquello solo, sus ojos se desviaron al igual que su atención. —Eh...— en la terraza del edificio a espaldas de Izuku había alguien, caminaba cerca del borde. Un joven rubio, que el peli-morado reconocería en todas partes. —Disculpa, seguimos hablando luego, ¿De acuerdo? Tengo algo que hacer.
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