Denki Kaminari es un estudiante común y corriente de 21 años en el mundo real. Hitoshi Shinsou no es más que un personaje en la serie televisiva más famosa de los últimos tiempos.
O donde Hitoshi está condenado a ser un personaje secundario, pero De...
Un aterrado Sero y un muy contento Kaminari caminaban esperando llegar a la puerta de entrada de la universidad sin ser comidos por los demás estudiantes en el camino. Es que en el mero momento en que ambos pusieron un pie sobre el campus todos y cada uno de los presentes se giraron a verlos y a murmurar cosas. Todo esto parecía un infierno para Hanta, ya que lo mismo había pasado unos veinte minutos atrás en el viaje en autobús, donde él obviamente había notado las miradas de la gente pero se dijo a sí mismo que probablemente nada más se tratara de paranoia a causa de comer muchos brownies especiales y ya… sin embargo estaba pasando otra vez, y para este punto rogaba que no se tratase de esa pesadilla frecuente y horrible que había estado teniendo en la que todo el mundo se entera de sus negocios y se lanzan sobre él transformados en una parvada de cuervos a quitarle todo hasta que no lo dejan sin nada y siquiera respirar, haciéndose realidad.
—¡Viejo, esto es un sueño!
Denki, por su lado, no podía estar más fascinado. Hacia donde fuera que veía las chicas lo saludaban y le sonreían coquetas. Con cada paso que daba se sentía caminar sobre el cielo porque esos atractivos seres angelicales que antes le volteaban la cara a cachetadas al fin le prestaban atención, y el cielo era la única explicación lógica para que esto estuviera pasando. Cuando atravesaron la puerta entrando al establecimiento, una ola enorme de personas vino hacia ellos.
—Oh no...— Hanta no resistió la presión cuando los vio acercarse cada vez más, y escapó, dejando a su mejor amigo por su cuenta en esto y que los cuervos se lo comieran solo. —¡Lo siento, viejo!
—¿A dónde vas, amigo? Oye, Sero... ¡Woah, woah…! ¡SERO!
Sí, Denki estaba gritando porque tenía a toda esa gente yéndosele encima, mientras su mejor amigo se alejaba… pero, en defensa del peli-negro, su madre latina solía decirle: "soldado que huye sirve para otra guerra."
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Mina explotaba otro globo de chicle entre sus labios mientras revisaba sus redes sociales, aburrida y sentada sobre una mesa que por alguna razón estaba ubicada justo en el medio de pleno pasillo. Nadie cuestionaba nada, y ella tampoco lo haría. Seguramente era cosa de los estudiantes de arte.
… Hablando de Roma, un estruendo llamó la atención de la chica, y cuando levantó la vista divisó a cierto pelirrojo: todo lo que llevaba en los brazos se le acababa de caer al piso. La peli-rosa pronto se encontró yendo en su ayuda. Y no es como si un tipo como Kirishima necesitara ayuda... pero últimamente, especialmente hoy, se le notaba bastante débil hasta el punto en que no parecía poder solo.
—¿Te sientes bien?— le preguntó mientras le alcanzaba a la mano un cuadernillo. —Déjame ayudarte.
—Gracias, pero estoy bien.— le contestó cortante él, como siempre tratando de ocultar su rostro con su capucha. —No es necesario, en serio, estoy-
