11 » Efecto mariposa

1.3K 177 429
                                    

—Sero, ¿qué es esto?

Denki estaba agotado, tanto física como mentalmente. Horas atrás se encontraba mimando a su novio luego de tener la mejor noche de su vida junto a él, y ahora estaba de vuelta aquí en el departamento que compartía con su mejor amigo mientras este le hacía remedios caseros que más que nada parecían brujerías para quitarle la cara de muerto que traía; y es que realmente parecía un muerto, apenas podía mantenerse de pie.

—Tú nada más sostenla.— Le decía el latino dándole en la mano el extremo de una cinta para él sostener el otro extremo y estirarlo. Luego iba acortando la distancia enrollando la cinta con su antebrazo repetidamente al mismo tiempo que susurraba algo inentendible como si rezara. Al terminar y ver que el rubio lo miraba con los ojos bien abiertos, le tocó explicar para que no pensara que lo estaba exorcizando: —Un truco que hacía mi mamá, es para curar el empacho.

—Pero si yo ni siquiera tengo empacho. Amigo, sólo es una gripe.— Repitió Kaminari como por tercera vez, arrastrando los pies hasta su cama para dejarse desplomar sobre ella. —¿No tenías que ir a la universidad desde hace media hora?

—¿Seguro que estarás bien?— Hanta preguntó expresando una obvia preocupación tanto en su tono de voz como en su cara, a su amigo que con la peste a enfermo que traía encima y tirado ahí parecía un trapo.

—Estaré bien, viejo. Ya vete a clases, no puedes faltar porque le pedí a Mina que tomara apuntes para mí y le dije que tú pasarías por ellos. ¿No soy un gran amigo? Te di una excusa para ver a tu novia.

Aunque no tan convencido, el pelinegro accedió, tomó su pequeña mochilla de un manotazo y se dirigió a la puerta. Como era costumbre se despidieron con un mutuo "te quiero, hermano" en plan no homo, y luego se escuchó un portazo. Kaminari no podía explicarle a Sero que había estado enfermo desde que regresó de "la otra realidad" por la mañana: Había levantado fiebre hasta el punto de delirar durante la primera hora de vuelta, pero luego de descansar un poco la fiebre bajó. Ahora estaba débil, mocoso y estornudando cada dos minutos, con escalofríos de la nada cada tres y, bueno, horrible en general, pero al menos ya no tenía fiebre… o bueno, no tanta. Estando en soledad ya podía hundirse en su miseria cuanto quisiera.

Sin embargo, los golpes a la puerta que llamaron al poco tiempo tenían otros planes.

—Ugh… está abierto.— de mala gana contestó en voz alta. No se levantaría a atender, y si eran ladrones ni siquiera le importaría que le robaran, mientras no hicieran demasiado ruido y lo dejaran dormir para soñar con que estaba de nuevo en los brazos de Hitoshi. Para su mala suerte, no eran ladrones, sino mucho peor:

—DenkiDenkiDenkiDenki— era Kirishima que ahora se adentraba al departamento como si fuera a chocarse todo a su paso, alterado y pasándose las manos por la cara y el cabello, nervioso. —¿QUÉ hiciste?

—Oh, por Dios.

—Tú no me escuchas cuando hablo, ¿verdad? Yo abro la boca y tú escuchas ¿qué? ¿una canción del Faraón Love Shady?

—Shh, no grites...— el rubio alargó la "e" al quejarse, escondiéndose bajo una almohada. —Se me parte la cabeza.

—Ni siquiera estoy gritando. ¿Sabes por qué te duele la cabeza? Porque te pasaste mis advertencias por el centro del--

—Eeepa, para eso ya no eres tan tímido, ¿eh?

El regaño venía para largo, pero Eijiro no podía seguir; no mientras veía a Denki a medio morir… así que para cuando pudo continuar desde donde lo había dejado, el enfermo al menos ya se encontraba sentado cubierto por una manta abrigada y bebiendo con cuidado un té caliente de miel y limón, sintiendo que desde la cocina el caldo de pollo ya comenzaba a desprender aroma.

THE SHIFTER ✧ ShinKami Donde viven las historias. Descúbrelo ahora