CICATRIZ

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WINTER, HACE 8 AÑOS.

El montón de trabajo me tenía agotada, tenía trabajos de la escuela atrasados y hoy tuve que rogarle al profesor Markus que me diera horas extra para entregarle un tonto ensayo.

Había un montón de cosas que me tenían preocupada. Había pasado un año terrible. Hoy había un baile para recibir el verano, era en la orilla de la playa pero si no terminaba mis deberes, no iría. No había manera posible de que encontrara como salir de aquí.

Harry yo decidimos ser solo "amigos" después de que él discutió con mi madre, aunque él no sabía que yo escuché la conversación. Pero con eso, había vuelto a como era antes o incluso peor, me hacía enojar aún más y tenía la tendencia de asustar a todos los chicos que se me acercaban. Seguía distante y fingiendo que no me veía. Hasta llegaba a hacerme sentir invisible a veces.

Hoy había bailado una coreografía bastante pesada y mis piernas temblaban con cada paso que daba y hoy tendría una prueba de combate cuerpo a cuerpo, era importante porque debía saber como defenderme, palabras de mi madre.
Aunque estaba haciendo algo por mi, cuando no podía bajar a cenar pedia que mi cena fuera enviada a mi cuarto, solían dejarla en la puerta sin más. La cena no estaba tan mal, pero era la misma cada día algún tipo de Sándwich y vegetales. El mejor era el de pollo, se había vuelto mi favorito y casi que lo añoraba.
Suponía que mamá no sabia hacer algo más. Por lo menos lo intentaba, era un modo de disculparse.

—Señorita Winter, el instructor llegó temprano, la espera en el salón—Dijo Margot tocando la puerta.

Maldición. Tome de mi cajón dos analgésicos y los engullí con el líquido que había en una cantimplora en el mismo cajón, error.
Dominic la había dejado en mi habitación y irónicamente pensé que era algo menos asqueroso que licor.

Un mareo repentino chocó mi cuerpo, pero el dolor muscular se sintió disipado, ¿si tomaba un poco más el dolor se haría menor?

Baje dirigiéndome al salón, mi piernas y mi humor estaban mejores así que quizás me iría mejor en esto que en los ensayos de la maldita escuela, esperaba que pasara.

Error.

—Winter cuida tu lado izquierdo—Dijo el profesor Chris, yo me acomodé en la postura—No, Winter, tu lado izquierdo, ese es el derecho.

Mierda.
Los movimientos eran lentos y perezosos, si esto fuera una guerra lo único que necesitaría para estar muerta sería llegar.

—Winter, ¿te pasa algo?—Preguntó—Pareces distraída.

Dije que estaba bien y seguí atacando, el cuchillo de utilería se deslizaba por mis dedos, no tenía el control de mi cuerpo.

—Esta bien por hoy, seguiremos dentro de una semana.

—¿Pero cómo lo hice?—Pregunté entusiasmada.

—Te falta practica—Declaró.

Una lagrima solitaria rodó por mi mejilla de la vergüenza, corrí escaleras arriba a mi cuarto, me desplomé en el piso en llanto, mi garganta se sentía como el fuego vivo y mi corazón se arrugaba más, como se supone que iba a pasar once materias en la escuela y cinco clases diferentes que no sabia que necesitaba, mi cerebro no procesaba tanta información y era frustrante. Me sentía tonta.

Tocaron la puerta de manera violenta, gritando mi nombre, lo sabía, mi mamá.
Volví a tomar el líquido de la cantimplora y abrí la puerta.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora