PRUEBA

34 7 4
                                    

WINTER, PRESENTE.

Mi amiga sonaba feliz por mí pero no me convencía del todo su tono. Yo no quería abandonarla y mi corazón se arrugaba con cada cosa que ella ponía en su maleta. Habíamos pasado noches duras juntas, dándonos apoyo. Lado a lado peleando juntas por el mismo sueño y ahora yo la estaba abandonando.
Pero este era mi país y esta gente era mi familia.

—¿Estas segura que quieres irte? Puedes quedarte mas tiempo, te lo juro que esta bien—Le supliqué, mi voz se entrecortaba y mi saliva parecía faltar.

—Winter, vas estar luchando por tu corona y la vas a conseguir, y yo; tengo que luchar por mi carrera. Esto no significa que nuestra amistad se acabó. Significa que tenemos caminos diferentes ahora, pero que el final del viaje, nos volveremos a encontrar. Cuando te sientes en tu trono, ¡yo estaré ahí!—Grito extasiada— ¡Seré la que más duro grite "Larga vida a la reina"!

Despedí a mi amiga abrazándola cada vez que se dirigía al avión, Henry la llevaría a la casa. Dom y Harry la despidieron. Mi corazón vibró cuando despegó y sentí el peso de la verdad, gobernaría y mi mejor amiga tenía fe en ello.

Corrí hasta mi torre, no podía permitirme llorar enfrente de nadie. Mostraba debilidad y la prensa tendría con que meterse conmigo.

—¿Estas lista ya? Porque vas tarde y aún no has desayunado—Dijo una voz masculina y familiar, en mi puerta.

Me volví hacia la puerta para encontrarme con Harry usando una camisa de botones y pantalones de vestir negros, lo mire con odio y fascinación, si eso era siquiera posible...me encerré en mi baño poniéndome mi vestido negro con plataformas, aunque nuestros tiempos habían cambiado para reuniones importantes seguía usándose gala junto con mi corona.
Abandoné la habitación pretendiendo que no había notado su presencia, lo sentí seguirme, sus pesados pasos hacían crujir el suelo.

Me tomó de la mano y me metió a la cocina, intente soltarme pero al final me deje llevar.

—Supongo que no te molesta si te preparo un sándwich de pollo, es lo único que se hacer—Dijo Harry y mi ceño se frunció.

¿Un Sándwich como los de mi madre?

—¿Mi madre te enseño a hacerlos?—Pregunté y Harry se detuvo en mi ojos, sus ojos se cristalizaron como si quisiera romper en llanto—...Porque ella solía hacerme esos, los dejaba en mi puerta siempre, yo creía que era su forma de disculparse.

El silencio recorrió la habitación y me enfrió los huesos, Harry se dispuso a preparar el sándwich. Lo puso al frente de mi y a su lado un jugo verde, casi tuve una arcada de asco. Él se rio y sirvió café, no comía sano ni comía mucho pero definitivamente no cosas verdes.

—No me fio de ti, muérdelo tu primero—Dije.

—Por dios, Winter, come ahora mismo. ¿Crees que te quiero matar?—Su tono fue burlón—Juego sucio pero no de esa manera.

Mi cuerpo reaccionó a sus palabras, tomó toda mi fuerza no lanzarme sobre la misma mesa y dejarlo recorrer mi cuerpo, sin importar cuánto lo odiaba. El deseo era mayor que cualquier odio.
Resople y metí un mordisco fingiendo desinterés, pero mi mente viajó al pasado, mis días estudiando hasta las tantas horas de la noche, comiendo estos, se sentían como la gloria en esos días. Sabia exactamente igual.

—En serio, estos saben iguales a los de mi madre—Dije asombrada—Ella no sabe cocinar pero estos en especial le quedaban bastante bien...

Harry frunció una sonrisa y bajo la mirada, mi corazón hizo un crack inmediato.

—¿Los hacia mi madre, verdad?

Yo sabía la respuesta, pero la verdad dolía bastante, incluso después de años.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora