EXTRAÑOS EN TU CABEZA

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WINTER, HACE SIETE AÑOS.

El set estaba listo, se veía como un verdadero cuento de hadas. La iluminación era tan hermosa que me provocaba un par de lágrimas. Mi cabello caía en ondas por el suelo tal y como era el cabello de Rapunzel, largo.
Hoy había decidido no bailar en la mañana porque de alguna forma quería hacer esto perfecto. 

En horas estaría parada en el escenario haciendo un numero completo, actuación y canto junto. Incluso tendríamos que bailar una pieza lenta por lo que había tomado a Henry como mi pareja de ensayo la mayoria de la obra porque se me hacía menos incomodo.

—Mi querida y bella princesa—Apareció Harry—. ¿Comiste algo?

Sonreí y lo tomé de la mano, me llevó a la pequeña sala antes del escenario y me puso un plato de pasta en frente, mis cejas se arrugaron.

—¿De dónde has sacado una pasta recien hecha?—Pregunté.

—La cocine para ti.

Sonreí sintiendo el cariño brotar por mis poros, estaba dejandolo entrar despues de años de intentar odiarlo, no me funcionaba cuando cada día que veía su sombra danzar en el castillo se hundía más en mi piel. Este amor era lo único que me mantenia viva y con ganas de ver a través del dolor. Cuando estaba a su alrededor no importaba si yo era princesa, si mi madre era una bruja o si nosotros nunca seríamos parte de un cuento de hadas. Sólo importaba que mi corazón ardía por él.

—¡Dos horas antes del show!—Gritó la maestra. 

Compartíamos el almuerzo y un par de sonrisas. 

—Haremos esto juntos, saldrá perfecto. 

Sus palabras acariciaron mi corazón haciéndolo latir más rápido.

—¿Y luego, que haremos luego?—Pregunté. 

Entonces se acercó a mis labios y los unió con los suyos, tomó mi cuello manteniéndome en el lugar, el calor y la onda eléctrica que viajaba por mi torrente me obligó a dejarme llevar.

—Voy a casarme contigo, Winter. 

Choqué su hombro con humor. Me reí pero él no. Sus ojos me sonrieron con picardía aunque algo me dijo que no mentía, entonces me regaló un besito en la frente y los maquillistas nos apartaron para retocar el maquillaje antes de salir, los telones se encontraban tapando el escenario mientras todos tomaban lugar en la escena eran notables los susurros de las personas en el publico, mi vestido azul claro contrastaba bien con mis ojos y me sentí muy bonita. Entonces la cuenta regresiva empezó y me senté en un banco frente a un lago, sería mi primera escena. El telón subió y los suspiros comenzaron, mis ojos se fueron a las personas que me observaban solo por un segundo, mi madre estaba en la primera fila. Como la Reina que era.

La canción comenzó y deje que mi voz saliera, me gustaba esta letra y de alguna forma fue la que mejor se me dio, Henry dijo que sonaba más apasionada porque me identificaba con la letra. Una chica que se siente sola, esperando que el amor la salve. Entonces apareció una ardilla, que no era mas que uno de mis compañeros disfrazados. 

—¿Por qué crees que esperamos que algo mágico nos salve de tanta tristeza?

Porque no hay nada esperanzador en la vida real. Tenemos que creer que el amor va a salvarnos para sentir que no estamos viviendo en vano.

Seguí en escena. Rapunzel tocaba el agua del lago y un reflejo en el agua mostraba el hermoso hombre que le encantaría el alma para siempre. 

Mis intenciones no eran asustarla, mi lady. 

No, puedes llamarme—Alzo mi palma enseñándole que podemos dejar la formalidad—, digo...Mi nombre es...

¡Rapunzel!—Gritó mi madre y corrí hacía la torre cercana.

Rapunzel—. Repite Stefan, el personaje de Harry cuando me alejo.

Yo miraba al supuesto cielo mientras cantábamos un dueto. Una canción bastante tierna sobre creer haber encontrado amor. Entonces éramos dos jóvenes nobles intentando encontrar de donde veníamos y que tanto amor podíamos sentir el uno por el otro, el terror que se palpaba al sentir que todas las fuerzas exteriores querían separarlos. Hasta que...

Rapunzel, no volveré a dejarte ir.

Tomaba sus manos mientras sorbia la nariz. 

Ven conmigo y no te hará falta nada. 

Pero no soy nadie.

Serás mi reina—. Extendía el anillo por mi dedo y me besaba. El beso fue nuestro enteramente y lo confirmaron los miles de susurros y sonidos de sorpresa del público. Entonces una luz morada nos chocaba y solo nuestra ropa quedaba en el suelo dando a entender que habíamos sido asesinados por Gothel. Y así era que finalizaba esta historia de amor. 

Los aplausos y las lagrimas se escucharon a través del camerino donde corría a vestirme con un vestido corto pero suelto para correr a la tarima a despedir la audiencia. Todo el equipo se tomó de las manos y celebramos con fascinación la terminación perfecta de tanto trabajo. Por fin había acabado. Entonces yo sonreía como una niña normal casi sentí que mi vida me pertenecía de nuevo pero mis ojos me jugaron una mala pasada y se centraron en la única persona que no me devolvía la sonrisa, solo pude ver la amargura que le brindaba verme sonreír y mi padre a su lado, sin notarlo. 
La emoción pasó después de minutos en la tarima, cada persona volvió a su camerino a quitarse el traje y el maquillaje. A mí por supuesto me tenía distraída el chico que venía detrás de mi.

—Hubiera adorado ser un príncipe—Dijo, desabotonando su camisa.

—Eres un duque—Le respondí—. No hay mucha diferencia.

—Es un título sin poder, es inferior —Me cortó él.

Sin dejarme pensar mucho al respecto, seguí quitandome las extenciones de cabello. Una espinita me molestaba en el pecho. Yo sería reina sobre mis veinte años pero, ¿Quería serlo?
Porque significaba ver el rostro de mi madre y seguir bajo su mando el resto de mi vida, como reina no tendría amigos, no tendría amor. No tendría nada. Y no puedo negar que ya había pensado en desposar a Harry pero él no sabía ni la mitad de pena que cargaría encima si ese fuera su destino.

—¿Irás a la fiesta?—Preguntó Harry.

—No lo sé.

Titubee un momento mientras miraba sus ojos, fue cuando ví como un rayo de tristeza cayó en su mirada.

—Te estás arrepintiendo de esto—Nos señaló—. De nosotros.

—No. no—. Me apresuré a decir—. Solo que no sé que significa.

Su cuerpo se abalanzó sobre el mío y volvió a besarme, mucho mejor que antes, la presión en mi cuerpo crecía al tenerlo tan cerca.

—Llegaré un poco tarde, estoy preparando una coreografía que quiero mostrarte—Dije aún cerca de sus labios.

—Prometeme que este no será nuestro último beso.

Sonreí y dejé un pequeño beso en su boca antes de abrazarlo.

—Lo prometo, estaré allí.

—Te esperaré sin importar cuántas estaciones nos pasen, Winter.

Y salí por la puerta.

                              ♛

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora