FAMILIA

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WINTER, PRESENTE.

Odie y amé a Harry partes iguales. Mi madre, siempre lo escogió sobre mi y entendía, ella quería que fuera segura y enfocada y yo era todo lo contrario, no encontraba mi vocación y lo que comenzaba lo terminaba abandonando porque no creía que pudiera hacerlo, simplemente no quería hacerlo, mi visión de la vida asustaba a mi madre y lo que yo veía como una vida feliz, ella lo veía como una perdida de tiempo. Y él...bueno, sabía como quedarse quieto, sabía como moverse despacio entre la marea violenta y eso para mi madre era admirable.
Para mi también.

A mis catorce años escuché a mi madre decirle al chico del que estaba enamorada que yo lo decepcionaría como hacía siempre porque estaba en mi adn y a mi chico decir que yo no le importaba, así que les creí. Aunque esa no fuese la única vez que me herirían... Le creí a mi mamá cuando dijo que estaba malgastado mi  potencial, porque ella sabría lo que era conveniente para mi y una vez que deje que eso se me metiera en la cabeza, jamás pude soltarlo. Pero la presión era mucha.
Así que hice lo que mejor sabía hacer, huir.

—Winter, ¿Que piensas?—Preguntó Dominc.

Estaba aquí y debía tomar una decisión. Quedarme y ser probada o ahorrarme la vergüenza y solo dejar que Harry tome mi trono.

—Yo pienso...—La voz de mi madre hizo eco en la habitación, se dió pasó y se sentó frente a mi, mi mano instintivamente se fue a la cicatriz en mi pierna...—Ella no estuvo aquí tanto tiempo que es imposible que pase la pruebas.

—Ana—Dijo Dominic—La decisión la toma Winter.

Mi hermano llamaba a mi madre solo por su nombre, eso hablaba mucho de su forma de criar hijos.

—Las pruebas serán cosas que tú ya has estudiado antes, combate, exámenes y proyectos..—Dijo Dominic—Un mes de completo buen comportamiento.

Mi vida ya no era aquí, tenía miedo regresar pero mi madre tenía razón en algo, era destructiva porque lo llevaba en la sangre pero también era competitiva, porque lo llevaba en la maldita sangre.

—Si yo acepto, mi consejo cambiará a mi favor, mi amiga Crystal se quedará con el apartamento y le seguiré enviando mi parte de los gastos como acordamos, y las cosas tendrán que cambiar—Rectifiqué y mire a la mujer que me dió la vida—Si alguno de ustedes intenta subestimarme, me largo de aquí.

Ana soltó una risita, odiaba esa risa, la odiaba a ella.
Me había robado tanto.

—Estoy de acuerdo con tus cambios, Winter—Dijo mi padre.

—Bueno, entonces tendrán una decisión mañana. Crystal y yo iremos a pasear por la propiedad.

Mi amiga no dijo nada por veinte minutos mientras estábamos en el jardín, estaba cómoda con el silencio, también necesitaba pensar en mi decisión. Pero su opinión era importante para mi.

—No te puedo recibir el apartamento—Dijo.

—Si decido quedarme, no lo usaré más y nada sería más cruel que tuvieras que usar más presupuesto encontrando un lugar para vivir cuando el apartamento está abandonado—La tome de las manos—, Se que estás acostumbrada a conseguir todo por tu cuenta, pero quiero ayudarte. Quiero darte una mano.

—Pero es mucho...

—Entonces la propiedad seguirá a mi nombre, pero tú vivirás allí. La cuidarás por mi.

Ella sonríe aceptando un trato más justo.

El jardín seguía hermoso, los rosales se veían más escarlata que rojos ahora me hacía sonreír el recuerdo de mi adolescencia por aquí. La torre en la que estaba mi habitación podía verla desde el jardín que rodeaba el palacio, quería ver como estaba pero no quería encontrarme de ninguna manera.
Henry apareció en mi campo visual con una bandeja de frutas, como si leyera mi mente, dijo:

—Harry no vuelve hasta la próxima semana. Esta en una gira de recaudación de fondos para construir escuelas.

Hice un gesto de desinterés.

—¿Les importa si me siento con ustedes?—Dijo sonriéndole a Crystal.

Tomé mi oportunidad y los dejé solos, quería ver mi habitación, mis recuerdos y tenía que hacerlo sola... Crystal quedaba en buenas manos, ciertamente jamás vi a Henry hacerle algún mal a las chicas, si habían rumores de que era fantástico y casi siempre volvían por más pero él era sincero y siempre caballeroso.
Miré mi puerta como si fuese un monstruo, tenía dudas sobre entrar ahí, porque ahí estarían todos esos recuerdos con él y con mi familia. Cosas que ignoré por casi cinco años.
Empujé la puerta, lo primero que saltó a mi vista fue mi closet, corrí hacia él sonriendo buscando mis vestidos. Eran ciertamente hermosos. Me sentía orgullosa de ellos.
Mis zapatillas de ballet estaban en los estantes, una mirada instintiva se fue a pies cubiertos, mis pies ya no estaban tan maltratados y las cicatrices y moretones ya se habían ido hace tiempo. Casi cinco años que no bailaba, podía parecer cruel y triste pero era simplemente mi auto sabotaje dejando atrás todo lo que amaba.
Mi escritorio seguía lleno de mis fotos, fotos con Harry en un teatro, en el jardín posando con las flores y también de nuestra graduación. Henry y Dominic estaban en muchas de esas, selfies de papá en las que aparecía yo en la obra del cascanueces de fondo. Ninguna foto con mamá.
Abrí los cajones encontrando aún todas mis cosas allí, mi habitación tenía tantos libros que algunos ya no estaban en los estantes si no al lado de la cama en el piso. Mucho color marrón, amaba el aspecto clásico. El color de la madera.
Me lancé a la cama mirando las figuras angelicales pintadas en el techo.
Extrañaba esto.

El sueño me estaba ganando y yo no quería luchar, ese plan de ataque tendría que darlo mañana cuando decidiera que hacer con mi retorno o renuncia oficial al trono.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora