HERMANO

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WINTER, HACE SIETE AÑOS.

Mamá tocaba la puerta de mi cuarto, sospechaba que era por mis visitas al salón de ballet a escondidas, pero fuese lo que fuese no iba a encontrar una respuesta. Ni siquiera por miedo, sus golpes ya no se me hacían sorpresivos y mi padre parecía ignorarlo entonces yo haría exactamente lo mismo con sus demandas. Corrí un mueble de madera gruesa y pesada hacia mi puerta. Ella no iba a tocar mi torre.

La música estaba alta, hasta que deje de escuchar los golpes. Baje él volumen y me acerqué despacio a la puerta, ella podría sorprenderme. Pero una voz habló y no era mi madre.

—Winter, soy yo...—Traía terror en su voz.

Empuje con todo mi cuerpo el mueble que bloqueaba la puerta y abrí de golpe, vi los ojos azules de Dominic llorar y llevarse la mano a la boca tratando de ahogar sus gritos. Luego la vi, mi madre desplomada en el piso con un pequeño corte en la cabeza. Mis ojos se desorbitaron y instintivamente la arrastré a mi habitación. Cerré la puerta tras de mí.

—Lo siento. Lo siento—Repetía frenéticamente y caminaba por mi habitación—Yo, lo siento.

Agarré a Dominic hasta que sus ojos me miraron.

—¿Que pasó? ¿Tú por qué...?—Intenté preguntar.

Mi hermano sube su camisa dejándome ver moretones por todo su abdomen, comienzo a negar y a llorar, no, esto es mi culpa. Si hubiera seguido sus reglas a él no lo hubiese tocado. Ella...

—La escuché discutiendo con Papá, mamá lo engaña y él se rehúsa a perdonarla. Yo la escuché llorar y pensé que podría decirle que ella tenía que parar de hacerte daño o Papá tendría otro motivo para dejarla—Mi hermano lloró. —Me llamó tonto...

—Inútil, ingenuo y no te tomas nada de lo que haces en serio. Por eso te vas a quedar solo—Terminé sus palabras—Conozco su repertorio.

—Ella es tan cruel...No sé como lo soportas, que tu propia madre te diga que nadie nunca te va a querer... Iba a abandonar la habitación. Pero ella me llamó cobarde. Intenté defenderme de ella, te lo juro pero no podía agredirla—Lloró otra vez más fuerte—Es mi madre...

Mi corazón se rompió, conocía el sentimiento se soportar porque ella es la única madre que tienes, mi hermano sabía ahora lo que era. Y esto sería difícil de olvidar.

—Todo estaba bien. Lo estaba superando, pero la vi golpear tu puerta como un animal agresivo y vi a Virginia en mi mente...tan pequeña acurrucada en un rincón cubriendo su cara de los golpes y me vi a mi mismo, llorando en silencio recibiendo un golpe tras otro. Te vi a ti sangrar por su voluntad...Y vi rojo. No pude evitarlo...Yo solo...¿Ella está..muer...está bien?—Balbuceo entre lágrimas.

—Lo siento Dom, yo debería cuidarte de ella—Lo abrazo temerosa—. Debería cuidarte de todos.

—No se como lo soportas, ¿Cómo te enfrentas a ella cada día, como no lo culpas a el por no estar aquí, por no cuidarte?

Apenas si lo soporto sin perder la cabeza. Me acerqué a mi madre tomándole el pulso. Tenía pulso, miré a mi hermano destrozado en el suelo al lado de su cuerpo inconsciente.

—Va a matarme cuando despierte—Dijo Dominic.

—Tengo otra idea.

Repase los pasos en mi cabeza y cada vez sonaba más loco. Pero no dejaría que ella nos hiciera daño de nuevo.

—Hay que tirarla por las escaleras. Fingir un accidente...Los peldaños son de poca altura, aunque sean muchos en algún punto tiene que detenerse y la lanzáremos con cuidado. Y tiene que caer oliendo a alcohol ¿Dijiste que Papá y ella pelearon? Es perfecto. Por eso esta ebria y se resbaló—Mi voz salió frenéticamente.

Era una puta locura, yo lo sabía.

—Esa es una pésima idea, ¡Podría morir!—Respondió Dom.

—¿Tienes una idea mejor?—Grité.

Empape a mamá con licor y ayude a mi hermano a lavarse las manos, asomé mi cabeza analizando la zona, estaba solitaria. Bajamos al piso de mi madre con mi madre en nuestros hombros.

—Tienes que despertar después de esto—Le rogué a su cuerpo sin consciencia—. Aunque si no lo haces, no voy a extrañarte.

Empujamos a mi madre por las escaleras y nos cubrimos los oídos al escuchar su cuerpo caer. Hale a Dominic para correr hacía mi cuarto pero lo devolví de golpe cuando una persona pasar por el pasillo del frente.

—Mierda—Susurró Dom.

Corrimos escaleras arriba cuando la persona se desapareció entre los salones, entramos a mi habitación y dejamos la música encendida, tal y como mamá la habitación escuchado. Y bajamos por las enredaderas de mi habitación, iríamos a estudiar como si esto no hubiese pasado y fingiríamos todo lo que nos costase.
La tarde transcurrió bastante normal, excepto porque Dominic y yo llevábamos cuatro cafés y temíamos llegar a casa, vi a Harry al fondo del restaurante de la escuela, estaba sobre una mesa con tres chicas riéndose de lo que fuera que les estuviera contando y a Henry mostrándole sus dibujos de las estrellas a una que parecía encantada.
Harry y yo no éramos nada más que una distracción para ambos, yo peleaba y lo retaba para que se olvidara de su tristeza y él era dulce y cuidadoso para que yo olvidara la mía.
Sin embargo deseaba ser una de esas a las que les contaba cosas tontas y sonreían de esa manera, parecía divertido y nada tan serio. En mi vida todo era demasiado político y serio, si encontraba un esposo sería uno elegido por un trato tonto, si decidía ir a otro país tendría que ser un aliado y pedir con anticipación un permiso. Pero para él, la vida sería sencilla, nadaría en dinero y encontraría una chica con la cual se permitirían estar perdidamente enamorados. Podría viajar de vacaciones sin ser una amenaza y podría escoger sus propias alianzas.

—Yo te cubro la espalda hermanito. Si nos descubren seré solo yo ¿Estamos?—Le dije a Dom.

—Ya sabes como somos, tú me cubres la espalda, yo te cubro el frente. No hay modo de que esto lo hagas sola.

Mis ojos se desvían hacía Virginia quién pasa rápido hasta el baño escondiendo su cara. Me levantó de la mesa corriendo tras de ella y Dom me sigue.

—Virginia.

—Oh, no Winter, no puedo enfrentarte ahora.

—Ábreme la maldita puerta Gin, o la voy a derribar—Dijo mi hermano.

Ella abrió la puerta dejando que la observáramos, se veía normal pero había una razón por la que sus ojos seguían rojos e hinchados, llanto. Pero seguía siendo la misma Virginia, habíamos empezado a llevarnos bien, pues ella disfrutaba más las peleas con mi hermano y supongo que sí, él es mucho más apuesto y arrogante.

—No, algo no anda bien—Dijo mi hermano cuando Virginia estaba en su camino hacía la puerta—¿Usas bufanda en el verano?

Ella rompió en llanto, se desplomó en el suelo sin más, mi hermano le quitó la bufanda suave hasta que su piel quedó descubierta, su piel y los moretones que le habían dejado las manos de alguien.

—Lo hizo otra vez, Virginia—Habló Dominic—¿Qué más necesitas para darte cuenta que corres peligro con él?

—Joder, te lastimó de nuevo, cariño. Voy a matarlo...

Yo me quedé sin habla observando como se veía el abuso desde el otro lado, mi hermano tenía mucho para decir, Virginia solo tembló mientras su llanto se colmaba. Ayude a cubrir las marcas con maquillaje y guarde silencio. Las palabras no eran suficientes cuando el maltrato se convertía en algo común, primero te enojas con cada pizca de dolor que te provocan y eventualmente terminas de acuerdo con ellos, lo mereces y dejar de creer que no es así conlleva mucho trabajo.

Virginia, Dom y yo entramos al palacio, y no tan sorpresivamente encontramos a mi Padre cuidando de Anna en el jardín, tenía una venda pero estaba bien. Entonces la pequeña paz que había sentido por la posibilidad de jamás verla, desapareció.

—Hola muchachos—Saludó mi padre.

—¿Que le pasó en la cabeza, ha tenido un accidente, Majestad?—Pregunto Virginia.

—Me he resbalado por las escalas, al parecer.

Joder

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora