OSCUROS

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HARRY, PRESENTE.

El pitido en mis oídos ya había ascendido a una jaqueca extrema, pero seguía aferrado a un cuerpo debajo el mío como si fuera el suelo mismo, mis ojos estaban cerrados por la ceniza, no podía ver nada pero por alguna razón seguía protegiendo a...¿Winter?
Había sido un instinto, mi cuerpo se abalanzó al de ella cuando la explosión se desató.

—¡¿Están todos bien!?—La voz de Henry salió entre el humo y la tos seca—. ¡Mierda!

Lo podía sentir corriendo por el lugar pero yo seguía aferrado a ella.

No pueden lastimarla. A ella no.
No después de habérmelo quitado todo.

Un centenar de personas entraron al palacio, mis ojos se abrieron de golpe cuando una mano se posó en mi hombro, Henry. El humo era más claro ahora, pero yo seguía preso del pánico.
Pero no por mí.

—¡Salven a la Reina!

Gritaron los guardias del primer anillo, el que yo encabezaba. Forcé la vista buscando a Ana, la reina. Pero los guardias no iban a ella, venían por Winter.
Hice una señal de que ayudaran a los demás.

Dominic se arrastraba con la cara ensangrentada a dónde su padre, dándole golpes en el pecho. Desmayado.
Azriel buscaba con su mirada a alguien.

—¡Winter, estamos bien. Levántate!

Winter tenía la cara manchada de ceniza, pero sus labios rojos resaltaban sobre todo. El olor a carbón hacía cosquillas en mi nariz y lagrimeaba mis ojos. Ella no se estaba moviendo, me volví loco sacudiéndola, buscando rastros de daños en su cuerpo. Azriel se quedó impenetrable a mí lado.

—¡Joder, Winter!—Solté un pequeño golpe en su pecho—. ¡Winter no esta bien!

Las lágrimas nublaron mi vista, seguía respirando pero...¿porqué no contestaba, porqué...?

—Pequeña...sólo despierta. Por favor.
Despierta y dime que soy un patético y que me odias. Pero hazlo.

Mi voz quebrada era una súplica.

—¡Mi lord!—Llamó Jamael, uno de los guardias de la puerta principal del castillo—. Encontré esta chica desmayada en el jardín, entró minutos antes de la explosión.

Los ojos de Henry se abrieron tanto que pude ver venitas sangrar, el cabello largo y oscuro, con esas ondas en las puntas y los labios carnosos y grandes. No podía ser posible, ¿qué hacía ella aquí?

—¡Crystal!

Gritó corriendo hacía su cuerpo en las manos del gorila. El palacio era un caos, la gente corría y los caídos intentaban recuperarse. Yo seguía observando a Winter en el suelo, con sus ojos cerrados y como su labio inferior temblaba levemente. Me habían ordenado dejarla quita en el lugar hasta que el médico la atendiera. Pero joder, tenía tanto miedo.

—Es la primera vez en mucho tiempo que me alegro porque Virginia me deja—Comentó Dominic tomando la mano de su hermana.

—¿Dónde está Ana?—Preguntó Sebastian recobrando el conocimiento.

Un sonido aterrador nos cortó la tristeza, al frente de nosotros venía un maldito tigre, de por lo menos un metro y medio de altura a su paso rasgaba el piso de mármol de la entrada, las personas a sus lados dieron un pasó atrás.

—¡Genial, vamos a ser comida de gato!

Dijo Dominic y Azriel se tapó la boca para contener su risa.

—¿Que carajos trae en la boca..?

Preguntó Henry. El animal traía lo que parecía un control remoto pero...había algo más...

—¡Joder!—Dominic saltó cuando el animal estuvo más cerca—¡Maldición es una mano!

El tigre soltó lo que llevaba entre sus filosos dientes frente a Azriel, quién se ganó una mirada confusa de mi parte, ¿este era su gato o qué?

—Es de Winter—Respondió leyendo mi mente—. Es un regalo, en cuanto a esto...¿Qué piensas de esto?

—Voy a vomitar.

Dijo Dominic cuando el animal se sentó como un gato egipcio, meneando su cola y terminó de comer la mano ahora sin control en ella.

—Este tuvo que haber sido el control del aparato explosivo.

—Entonces, ¿Alguien anda por ahí sin mano o el gato de Win se sirvió un banquete?

—Es un animal imponente, persigue a las presas difíciles—Suelta el tonto y yo le doy una mirada extraña—. Es decir, no le caen bastante bien los terroristas. Son su presa favorita.

—A ver, déjame entender—Mi tono molesto se aumentó—. ¿Le diste a Winter un animal que asesina personas "malas"?
Pues debiste esperar a conocerla antes de darle semejante detalle.

Azriel negó con la cabeza y finalmente se quedó en silencio. Seguía tomando la mano de Winter, como Dominic. Mientras yo sostenía su cabeza y acariciaba su cabello.

El doctor entró por fin. Al cabo de unos minutos nos sugirió que la moviéramos a su habitación.

—Su habitación es la última torre, la más alta.

Me pareció que era una información que deberían saber. Dominic, Sebastian y Azriel intercambiaron miradas.

—Voy a cargarla hasta allá, no es algo que no haya hecho antes.

Las cejas de Azriel casi chocan con la línea de su cabello y Dominic desvió la mirada con una sonrisa coqueta, una que yo muy bien conocía. La hacía cada que molestaba a Winter, para Dominic la maldad era diversión.
Pero el comentario no debió escapar de mi boca de todos modos.

Agarre a Winter en mis brazos y su cabello le hizo cosquillas a mi cadera, no mentía. La había cargado antes pero esta Winter no era como la de años atrás. El rastro de su entrenamiento de ballet había desaparecido y con ello, había ganado peso. Se veía aún mejor. Sus piernas eran tersas y también un poco mas gruesas, su rostro ya no se veía machado de ojeras y sus ojos verdes brillaban como unas jodidas esmeraldas. Aún entré el olor quemado del carbón seguía impregnada su aroma cítrica en el aire.
Nunca se quitaba el collar que le di.

La noche terminó horrible. Henry y yo cuidábamos a las chicas inconsistentes, aunque para ser justos. Crystal se había despertado primero y lo primero que hizo al abrir los ojos fue sonreírle a Henry. Y mi chica...seguía inconsciente. Con ese vestido rojo de satén tintado de carbón. Pero se las arreglaba para mantenerse hermosa. Hasta con una contusión.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora