RUINAS

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WINTER, HACE SIETE AÑOS.

Llevaba el pecho lleno de emoción, no me molesté en quitarme el vestido blanco que llevaba para el cierre del show. Solo entré al salón apurada y me até las zapatillas, Sign of the times sonaba por lo bajo mientras preparaba los siguientes pasos de lo que sería la coreografía completa. Sabía que a Harry le gustaba verme bailar y yo amaba hacerlo. Mi cabello ondulado chocaba con mi cadera en cada uno de los pasos y la música me llevaba de un lado hacía el otro.
No dejaba de traer a mi mente sus besos y sus caricias.
Quería ver la reacción a mi baile, a una de las pocas cosas en las que sentía que era perfecta y que nada era tan malo afuera.

—Esto es para ti—Susurré.

No estaba aquí pero sentía su presencia en todos lados, este era su hogar mientras que para mí era solo una casa. Y nuestra familia sería nuestra para siempre.

—Bien hecho, Winter—La voz totalmente fría de mi madre me llevó al piso.

Me puse de pie tan rápido como mis pies me lo permitieron entonces mi cuerpo tembló, la fantasía se había acabado.

—Madre, era mi momento libre. Lo siento.

—No manejas tu horario, lo hago yo. Y me aseguro que no tengas momentos libres, eso te desvía de tus responsabilidades.

Contestó, con mucha más tranquilidad de la que creí que tendría.

—Entendido madre—Dije asintiendo—. ¿Se me permite retirarme?

Asintió y respiré hondo pasando por su cuerpo hasta el marco de la puerta, ví por el rabillo del ojo su cuerpo sin moverse ni un centímetro. No me sentía para nada segura a su alrededor por eso era cautelosa con mis movimientos. Mi zapatilla pisa el marco de la puerta y una sombra del doble de mi altura y peso me bloquea el paso. Mi pulso se dispara y muevo mis ojos entre las dos figuras.

—Mamá—Hablo despacio, con temor—. ¿Que pasa?

Los minutos de silencio crean una eternidad de angustia en mi. Mis ojos se mueven frenéticamente por el salón, desesperados por encontrar una puerta mágica que me guíe hacia la libertad. He estado en este lugar incontables veces, conozco cada rincón, sé que esa puerta no existe. Estoy atrapada. No sé cuánto peligro enfrento, pero el miedo me consume. Mi corazón late con tanta fuerza que me llevo una mano al pecho, intentando contenerlo, evitar que se rompa en mil pedazos. Debería haberme quedado con él. Él era mi refugio, mi lugar seguro en medio del caos.

—Nunca haces lo que se te dice—Declaró mi madre.

Mierda.

—Lo hago mamá—Respondí—. El ballet no es importante. Solo bailo de vez en cuando.

—Te ví con Harry.

Mis ojos se abren perplejos, el miedo se desvanece cuando mis sentidos de supervivencia gritan que huya, mis lágrimas acunan mis ojos. Y sé que aunque esté preparada para los golpes, nada será tan malo como lo que vendrá.
Su mirada fría tiene pintado un 'te odio' por todo el rostro. Nadie conoce el sentimiento de terror e inseguridad que provoca que la única que persona que deba amarte con todo, te odie por nada.

—Lo siento mamá, lo siento—Me quebré en llanto y en el suelo me hice un ovillo.

Ella me miraba con el mismo desprecio.

—¿Tengo que echarlo como la basura a la calle para que comiences a entrar en razón?—Preguntó con frialdad.

El pánico me invadió antes de que pudiera controlarlo, y en un instante tomé la peor decisión de mi vida.

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⏰ Última actualización: Sep 10 ⏰

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