NERVIO

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WINTER, PRESENTE.

Estaba en el salón de eventos completamente sola. Mi padre era el único que estaba a mí lado pero disperso con su mente en otro lugar.
Los había llamado y simplemente ignoraron mi petición.

Azriel Durtmain entraría por esas puertas en cualquier momento y no tendría a nadie de mi lado, tenía que enfrentar esto sola y poner mi más bonita cara a un completo desconocido que se volvería alguien constante en mi vida.

Varias personas llegaron, pero lo primero que mis ojos vieron fue al hombre alto de ojos azules y su tigre de bengala a su lado, sus grandes patas raspaban el suelo donde pisaba, el animal se acercaba elegantemente mostrando los colmillos a la gente que lo rodeaba. El hombre a su lado era casi igual de impresionante, sus ojos eran profundos y su cabello por el contrario era muy oscuro. No se veía atractivo y un poco coqueto como Dominic. Era irritablemente hermoso.

—Su alteza.

Hizo una reverencia para mi y yo lo imité, él era un príncipe.

—Estoy honrado de que me haya invitado a su corte, su alteza. Mi nombre es Azriel. Y este—Señaló el animal a su lado, le llegaba a la mitad del cuerpo—. Es un regalo de mi parte.

—¿Qué?

Estaba asombrada y maravillada a la vez, jamás había podido tener por lo menos un perrito, Papá decía que a Mamá no le gustaban los ruidos de los animales y yo le temía tanto que ni siquiera pregunté una segunda vez.

—¿Es un regalo o una amenaza?—Pregunté con una sonrisa falsa—. Porque este animal estaría feliz de cenarme.

—Mi lady. Es un animal salvaje pero toda su vida lleva conviviendo con humanos y mientras no lo mantengas con hambre—Hizo una pausa tomando mi mano enguantada—: todo estará bien.

Mi padre y Azriel estuvieron un momento intercambiando palabras con un noto bastante cordial, el banquete estaría a las seis y en el tiempo intermedio yo estaría a solas con Azriel, conociéndonos y enseñándole el palacio.

—Entonces—Hablé yo—, ¿Rey? ¿Huh?

—Si—Respondió mirándome a los ojos—. Mi hermano tiene una disfunción en el corazón, la regencia es un puesto que atenta contra su seguridad, así que aquí estoy.

—Bueno, ¿y cómo te sientes con eso?

—Esa es una interesante pregunta, su alteza. Tener una posición como príncipe no es lo mismo a Rey. Como príncipe haces parte de la conversación pero como Rey tomas las desiciones después de la conversación, y aunque no quería este puesto, me siento bastante bien en el—Su mano volvió a tomar la mía mientras paseábamos por la propiedad—. Pero cuénteme, que piensa usted.

—¿Que tanto sabes de mí?

Pregunté con un tono sincero, era una princesa fugitiva que ahora tomaría un trono, y quizás si le contaba todo. Pensaría que no estaba comprometida con mi destino.

—No tienes que callarte, Winter—Respondió tranquilizándome—. Conozco tus aventuras, alguien me dijo que te gusta jugar al auto de escape.

El animal nos perseguía por los jardines haciendo sonidos guturales cuando los pájaros se posaban en las hojas de pino.

—Estoy feliz aquí, pero soy culpable de desear otra vida.

—¿Tu corte no esta muy feliz por tenerme aquí?

Preguntó y de inmediato supe a que se refería. La ausencia de personas.

—Lo siento mucho. Son un poco difíciles, no son sólo mi corte...Mis hermanos y...

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora