PROSPECTO

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HARRY, PRESENTE

Henry me miraba en el comedor, parecía preocupado pero también distraído.

—¿En qué estas pensando?

Pregunté mientras picaba unos garbanzos en mi plato.

—En lo difícil que es el amor para todos nosotros—Me miró con la mirada caída—. Castillos, propiedades y riqueza...Pero no tenemos con quién compartirla.

Henry era el más profundo de los tres sin dudarlo. Y yo lo amaba. Era mi hermano de otra línea sanguínea pero nacidos de la tragedia, huérfanos buscando dónde encajar.

—Hermano, nos tenemos uno al otro, somos afortunados—Le recordé firmemente—. Yo siempre estaré cubriendo tu espalda.

Los gritos de Winter perturbaron nuestro almuerzo, los gritos no cesaron solo con la reunión del día anterior, seguía rompiendo cosas en su habitación y gritando furiosa, la entendía completamente.
No creo que esa sea la opción más viable para ella, si comenzamos porque ella nunca ha pensado casarse, menos por conveniencia, pero ella...quería su trono.

—¡Genial!—Gruño Henry—. Ahí esta otra vez ella recordándome que fallamos...en todo.

—Fallamos intentándolo.

—Me otorgaron el caso, tengo que entrevistar por lo menos cincuenta prospectos para hoy...

Al final Anna tenía razón, Winter buscaría un esposo y nuestra historia quedaría enterrada. No sé porque me sentía con derecho de estar molesto con ella. No era mía. Nunca lo había sido.

—Llévame contigo, haré las entrevistas por ti—Le rogué a Henry quién me miró con un gesto negativo—. ¿Quién sabe que necesita más que yo?

Henry estuvo todo el trayecto poniendo la peor música para este momento.
Joder, si no terminaba lanzándome del auto terminaría cantando a gritos como él.

—Hermano—Solté con una voz burlona—. Que me aguanto tu maratón de Adele, ¿Pero Taylor Swift? No me jodas.

—Winter dejó su memoria en mi camioneta—Respondió frunciéndome el ceño—. Repite su música tantas veces que he acabado cogiéndole gusto.

—Pues, si seguimos escuchando Dear John no vamos a llegar a nuestro destino. Por favor no alimentes mi suicida alter-ego.

Henry resopló a mi lado cambiándole a la emisora, canciones de los 90's sonaron en la radio mientras yo dirigía mi vista hacía el salón de eventos de la academia donde entrevistaríamos prospectos para Winter, imaginármela casada me volcaba el estómago, esperaba que su esencia se mantuviera. Ya quería verles las caras a esos hombres, si había uno que pasara los filtros y durara casado con ella más de un mes se iría con un premio novel de la paciencia por mi propia cuenta. Winter tenía el poder de enloquecer a un hombre con solo un saludo.

Me burlaba en mi interior de la cantidad de idiotas que habían esperando. Era como estar en el mercado.
Henry hizo pasar al primero, era considerablemente alto, bueno, el tipo no estaba mal.

Mi amigo comenzó la conversación mas trivial y aburrida del mundo, con un hola, ¿cómo estás? No sabríamos como trataría a Winter.

—¿Porqué no te habías casado?—Pregunté a secas—. Señor...

Joder, ¿Cuál era su nombre?

—Su majestad, me llamó Yeon Ren—Aclaró—. He estado en el ejército desde mis dieciocho cumpleaños, no había tenido el tiempo... soy buena persona, no he tenido un rollo, quiero casarme con mi primera novia, por eso estoy dispuesta a cortejar a la princesa.

LA ELEGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora