Capítulo 19
Llevaba alrededor de cuarenta minutos despierto, su rutina diaria de madrugar y el sol entrando entre las cortinas de su habitación lo habían hecho abrir los ojos. Sonrió cuando sintió el peso y el calor de su amado Nong a su lado. Estaba abrazado a él con su rostro escondido en el cuello; la respiración de éste rozaba su piel haciéndolo sentir paz y tranquilidad. Gulf llevaba días despertando temprano también, sin embargo después de su primera vez anoche, repitieron una vez más pero esta vez con el menor cabalgándolo hasta correrse encima de él. Seguramente estaba agotado.
Con cuidado se acomodó para poder abrazarlo mejor, en ese momento se alegró de que Gulf tuviera el sueño pesado pues disfrutaba admirarlo mientras dormía. Parecía un ángel... la criatura más hermosa sobre la faz de la tierra; sus ojitos cerrados, su boquita semi abierta, su semblante apacible y sereno, si era cierto que la perfección no existía, Gulf se acercaba mucho a serlo.
Se sentía feliz... era feliz, feliz como siempre soñó serlo y como jamás imaginó que sería. Había perdido muchas cosas, pero había recuperado a la más importante: a Gulf.
En ese momento el timbre de su departamento sonó dos veces seguidas, aquel pequeño detalle activó sus alarmas. ¿Acaso podría ser...? Despacio acomodó a Gulf en la cama para que siguiera durmiendo, lo arropó y depositó un beso en la frente. Del armario tomó un pantalón deportivo y una playera negra sin mangas y salió de la habitación cerrando la puerta tras él.
El timbre volvió a sonar dos veces continuas. Aquella era una especie de clave que solía usar con una persona, aunque dudaba mucho de que él se presentará en ese lugar, primero porque no sabía que estaba viviendo ahí, segundo porque no deseaba verlo.
- Hola Mew – dijo el hombre en cuanto el joven abrió la puerta.
- Papá... -
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Se sentía maravillosamente cansado, todo su cuerpo estaba en un estado de letargo tan confortable que deseaba que esa sensación jamás terminara. No obstante, al removerse un poco en la cama notó que el calor de Mew no lo acompañaba e inmediatamente abrió los ojos confirmando después de que estaba solo en la cama y en la habitación.
Se alarmó pues entre sueños escuchó el timbre sonar en varias ocasiones, por lo que sin pensarlo y soportando todo el dolor que sentía en la espalda baja, tomó la camisa de su novio que estaba en el suelo y salió de la alcoba para buscar a Mew. Al llegar a la sala se llevó una grata sorpresa.
- Buenos días Gulf – saludó el padre de Mew. Éste se giró para quedarse con la boca abierta al verlo solo con su camisa puesta.
- Cielo... - susurró Mew casi sim aliento.
- Buenos días a ambos – dijo el menor sintiéndose nervioso por la única prenda que llevaba puesta.
- Papá... - Mew quería hablar pero no sabía cómo explicar la presencia de Gulf en su departamento.
- Me alegra verte Gulf – dijo el señor Jongcheveevat – ¿Cómo has estado? –
- Eh... bien, he estado bien señor –
Mew le extendió la mano para que se acercara y tomara asiento a un lado de él colocando en sus muslos un cojín, le pareció la mejor forma de tapar su largas piernas en ese momento.
- Veo que están viviendo juntos – habló el hombre mayor.
- Sí – respondió Mew.
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Vuélveme a querer
RomanceMewGulf Cometer errores es terriblemente fácil, tratar de compensarlos no lo es tanto. Estaba atravesando una muy mala racha, uno de esos periodos en los que poco a poco, lentamente todo va de mal en peor, donde, como dicta la ley de Murphy, "si al...