Hoy es el matrimonio de amigos en común entre Christopher y yo, mantenerme en contacto con amigos y familiares me ha hecho difícil que supere nuestra relación, es como mantenerse estancada en el pasado esperando que él cambie de parecer y nos dé la oportunidad de ser pareja otra vez.
Por momentos me desespero, la verdad es que no quiero sentir esto, no puedes amar a alguien luego que te lleve por el camino del dolor; estos sentimientos me hacen daño, he intentado salir con otros hombres, pero ha sido en vano, no se sentía bien. Estoy cada vez más ansiosa por querer que mi vida vuelva al curso que tenía años atrás.
—Hola hermosa, quieres bailar. Esta es tu canción favorita —Chris es el que se acerca, de su aliento salen olores de alcohol pero quién soy yo para juzgar, él siempre sabe qué decir para que yo caiga en sus mentiras, pero también estoy algo pasada de copas y con la melancolía que despiertan las bodas.
Esto es lo que siempre he querido: su atención, su amor, su cariño y sus caricias. Que nos hace ser tan complicados y querer algo que no puedes tener.
Mientras bailamos, sus manos viajan por mi cintura y se van hasta las caderas, calma mi ansiedad que él esté conmigo, cuando sus labios van directo a mis orejas, el me muerde el lóbulo susurrando na interrogante:
—¿Quieres salir de aquí? —Su voz es baja, sus manos me hacen querer más placer y él me lo puede dar, siento su erección en mi estómago.
Todo el escenario me hace pensar en que las bodas son el enemigo de una mujer soltera, frustrada por su vida amorosa fracasada. Nos ponen melancólicas, más cuando sabes que nada de esto te va a ocurrir a ti, que ya tu chance pasó y perdiste. Lo que más duele es tener la seguridad que mis sentimientos por él no van a desaparecer, yo siempre lo amaré y tomaré lo que quiera darme.
Caminamos como naturalmente lo haría una pareja que va a una habitación de hotel, ya en el ascensor me toma de las caderas y dándome besos que me dejan sin aliento. Solo él sabe cómo besarme como tocarme, entre besos y caricias que llenan de fuego mi cuerpo empieza con sus palabras que arrugan mi corazón:
—Lana, te ves hermosa. —Entramos a la habitación, sus labios recorren mi cuerpo, pero de pronto se detiene y me pregunta:
—¿Estás tomando anticonceptivos? —Yo me detengo respirando fuerte y perdida en su cara él prosigue— Tengo tantas ganas de sentirte que no quiero ninguna barrera entre nosotros.
—Si, estoy tomando—Es lo único que logré responder, él continúa besándome y tocándome.
Me desviste y se toma su tiempo para besarme el cuello, tocar con sus dedos cada rincón de mi cuerpo, estoy tan excitada y mojada, sus labios van directo a mis senos e introduce un dedo en mi vagina.
—Oh, Alana, como siempre estas tan estrecha y mojada para mí —Su lengua se desliza saboreando mis jugos.
—Eres tan hermosa que podría pasar toda la noche cogiéndome y escuchando tus gemidos.
Cuando se posiciona para penetrarme, la anticipación lo hace más excitante, es como si todo se sintiera placentero, cada movimiento me lleva al cielo, él me besa mientras me penetra una y otra vez hasta que ambos tenemos un orgasmo tan rico que nos deja sin aliento.
Nos abrazamos y nos levantamos a la ducha, él me toma por la cintura mientras sigue besándome y acariciándome, pasamos parte de la noche complaciendo las ganas que tenemos de cada uno.
A la mañana siguiente me levanto en una cama sola y fría, él ya no estaba conmigo, cuando leo la nota que me dejó dice:
Tuve que salir por unos pendientes urgentes en el trabajo.
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DESPUÉS DE TI
RomanceAlana Davis, es una mujer con todas las respuestas para sus 24 años de edad, justo cuando su vida cambia por un embarazo inesperado. Lo más delicado es que el papá de su bebé no quiere tener hijos, y le pide que se haga un aborto. ¿Qué pasa cuando...