En mi auto camino al edificio donde trabaja Luke, no dejo de pensar en el nivel del stalker de Moni es increíble; ella logró conseguir la ubicación de su oficina, contacto a recepción y se aseguró que estuviera ahí, utilizó la excusa de que requería una cita urgente con algún abogado.
A veces me pregunto cómo tiene tanta creatividad para inventar tantas cosas y que al final todo funcione. Con la cita supuesta que ella solicitó, me suben al piso del despacho de abogados, veo un distintivo en la puerta de madera, está su nombre y no quito mi atención, me pongo nerviosa y mi latidos se aceleran. ¡Es ahora o nunca! Decido separarme del chico que me está escoltando y me las arreglo para tocar la puerta de su oficina.
El muchacho intenta detenerme, pero lo ignoró de la peor manera, de inmediato abre y sale una chica como en sus 20 años, trata de mantener bloqueando la entrada, al observar alrededor veo que hay varias personas con su atención hacia mi dirección; tengo la certeza que interrumpí alguna reunión.
Encuentro los ojos que estaba buscando, él hace una mueca con su labios, puedo jurar que sonríe al verme y sé que mis mejillas están al rojo vivo, siento como la sangre se va a mis cachetes y pecho, si se pudiera morir de vergüenza, ya estaría muerta. La curiosidad de la chica llega a su límite al ver que yo no digo nada, raspa su garganta y me cuestiona:
—Buenas tardes, ¿le puedo ayudar en algo? —No quito la mirada de mi hombre. Lo veo levantarse y caminar hacia nosotros, su voz suena diferente, con mucha más autoridad de la que estoy acostumbrada.
—Sofía, está bien, ella es mi novia que viene a verme. —Hace una pausa y se dirige a todos —Todos, por favor tomemos un receso y nos vemos aquí a las 14:00hrs.
Sofía, no se ve muy contenta. Entré sintiéndome algo incómoda al mismo tiempo que todos se levantaban recogiendo sus cosas y saliendo en tiempo record. Luke, cierra la puerta cuando ya no queda nadie más que él y yo, no puedo evitar sentirme nerviosa.
—¡Sorpresa! Quise venir a verte y asegurarme que estamos bien, disculpa si interrumpí algo importante.
—¡Vaya que estoy sorprendido! Me encanta verte aquí, ayer las cosas salieron un poco de control y ambos necesitábamos un tiempo para asimilar todo. Alana, no he dejado de pensar en ti desde que nos despedimos, es muy difícil para mí mantenerme alejado de ti —Dentro de su abrazo, siento su pecho fuerte y su corazón latir velozmente.
—Yo tampoco he dejado de pensar en ti, y en lo mal que me porte ayer. Es por eso que quise venir a disculparme. Espero no volver a discutir por cosas así en el futuro.
—Todo lo que quieras saber de mí, puedes preguntar soy un libro abierto solo excluyendo acuerdos de confidencialidad y confesiones de mis allegados.
—Gracias por la sinceridad, ahora entiendo que mi reacción de ayer no estaba fundamentada, quisiera saber: ¿estamos bien?
—Claro que sí mi amor.
—Traje unos sándwiches de Subway, podemos comer mientras estás en tu receso. ¿Sabes que no todo es trabajo? —Nos interrumpe el sonido de la puerta.
—Disculpe pero traje los documentos que me pidió. —Se escucha la voz de una mujer, que no la veo porque Luke, me mantiene en su regazo a espaldas de la entrada.
—Déjalos en el escritorio, por favor que nadie nos moleste. Y Sofía, en ese nadie estás incluida, ahora déjanos solos. —Al salir se separa y va directo a pasar llave a la cerradura.
—Ahora, ¿dónde nos quedamos? mmm ya sé —Me lleva jalandome hacia el escritorio dejando mi bolso caer al suelo.
—¿Sabes de que tengo ganas ahorita? —Me toma por la cintura, estamos muy cerca, toma mi cara con sus dos manos y pasa sus dedos por mis labios.
—¿De que tienes ganas señor? —Susurré cerca de su boca, él se arquea y en la oreja me responde en forma juguetona.
—Mejor te muestro todo lo que quiero hacer contigo, creo que lo disfrutarás igual que yo.
Podría jurar que siento que la temperatura de este lugar aumentó, veo como sus manos están hambrientas en busca de contacto, no hay nada que me guste más que recibir sus caricias.
Su lengua recorre mi cuello, sus manos pasan por mis nalgas buscando subirme el vestido hasta mis caderas, usa su mano derecha para apartar unas cosas que están encima del escritorio y me sube al borde.
Es el miedo a que alguien pueda entrar en cualquier momento que hace que la experiencia sea más excitante y que mi cuerpo esté estimulado solo con su tacto; sus piernas se posicionan entre las mías, empujandolas para que estén bien abiertas y pueda tener acceso.
Mis manos están traviesas queriendo tocarlo por todos lados pero él sigue con ropa, estoy desesperada entre besos y caricias, me deleito con su olor, puedo decir que él siempre huele impecable, es la combinación de su perfume y su aliento a menta lo que me hace enloquecer.
Lentamente baja el cierre de mi vestido, dejando expuestos mi cuello y senos, me dejo caer apoyando la cabeza y ahora mi espalda desnuda a la superficie fría; no dura mucho con la atención que le da a mis senos, su lengua manda choques eléctricos a mis partes, el calor de su boca pasa por mi pezones erectos haciéndome gemir su nombre.
Él me hace sentarme nuevamente, a través de su pantalón puedo sentir como roza su dureza contra mí, aprovecho la posición para desabrochar el pantalón, seguido de bajar su jeans le quito el boxer. Me tomo mi tiempo para masajear su miembro, esto se siente tan bien y tan perfecto para mí.
Yo intenté acercarme para sentirlo en la entrada, pero él no me dejó continuar.
—¡Diablos! —Me dice tratando de tomar distancia.
—¿Qué pasó? —Me sorprende un poco que luego de besos y caricias tan ardientes se separe de esa forma.
—No tengo condones.
—Está bien, yo estoy tomando pastillas y estoy limpia. No te preocupes —Puedo asegurar que lo que veo en su mirada no me hace preocupar.
Me levanta y me dobla en el escritorio, puedo sentir sus manos en mi cadera tratando de levantar mis nalgas y su pene en mi entrada. Siempre hemos usado esa delgada barrera de látex y ahora con él penetrando lentamente sin nada más que nuestra piel haciendo contacto me hace querer explotar y me hace gemir más fuerte.
—Alana, hay gente afuera que nos puede escuchar, mantén la voz baja.
Es el efecto que él tiene sobre mí, cada vez que me penetra más fuerte me muerdo los labios para no gritar, mis piernas empiezan a temblar porque estoy a punto de acabar.
—¡Oh, Dios, Luke! —Mi voz se escucha jadeando —¡Voy a acabar!
Sigue empujando más fuerte, mis piernas tiemblan, pone dos dedos en mi clítoris, poniendo más presión entre él y yo.
—Ahhhhh Luke —digo casi sin aliento
Era mi orgasmo el que estaba haciendo que mi cuerpo tuviera estas sensaciones de placer, cada ola de satisfacción mientras él sigue tomándome fuerte y rápido llega hasta mi punto de mayor placer.
—¡Por favor no pares! —La sensación de tenerlo adentro, como me llena con sus embestidas duras, ambos estábamos temblando juntos debido al poder del placer, la atracción que nos llevaba al borde de sentirnos complacidos.
A unos pasos de donde terminamos, estaba un mueble, me toma en sus brazos, llevándome hasta allá, él me sienta arriba de sus piernas y sigue dándome besos en la mitad de la cara y acariciándome. con su boca cerca de mi oreja izquierda escucho su voz suave:
—¡Te amo Alana!...
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DESPUÉS DE TI
Roman d'amourAlana Davis, es una mujer con todas las respuestas para sus 24 años de edad, justo cuando su vida cambia por un embarazo inesperado. Lo más delicado es que el papá de su bebé no quiere tener hijos, y le pide que se haga un aborto. ¿Qué pasa cuando...