Capítulo-28 La verdad de tu sonrisa

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Lucas

No es un viernes como cualquier otro, estoy esperando a mi novia, me molestó un poco cambiar de planes eso no lo puedo negar, hay algo que me ha enseñado la experiencia, es que de cada situación se le puede sacar ventaja.

Opté por hacer una cena, revisé mi refrigerador, y tengo unos bistec y suficientes vegetales para una ensalada, eso será suficiente.

Me cambio de ropa, decido algo cómodo como una franela y un jeans. Tengo ganas de verla, de estar con ella, si he tenido muchas mujeres, eso no es secreto pero nunca me he sentido así, y es porque ella me importa. Quiero ser el hombre con el que ella se visualice en el futuro.

Yo siempre he sido directo y cuando quiero algo voy por ello. Ella ha hecho que vuelva a creer que el amor existe para mí y que con ella podría formar una familia.

La mujer que me está cambiando la vida, me demoro unos segundos en descifrar cómo se siente, sin decir nada solo al mirar su sonrisa, sé que me necesita, caminé hacia ella para probar el dulce de sus labios.

—Hola mi amor —Quiero confesar con este beso todo lo que me hace sentir al verla. Estoy profundamente enamorado de la mujer que tengo abrazada y quiero estar a su lado siempre.

—Hola, veo que te emociona verme —«¿Que si me emociona?», quiero decirle, no puedo ni controlar mi erección y ni siquiera me has tocado, prefiero ser un caballero.

—Siempre, hice una ensalada y bistec. no pude preparar nada más, por el tan corto tiempo

—Creo que para mí solo será una ensalada, no tengo mucha hambre —escucho en tono bajo.

Una cena simple, para un día cansado. Este silencio durante la comida me hace pensar en muchas cosas, algo no está bien con Alana y voy a averiguar qué es.

Recuerdo la primera vez que la vi, en ese mismo café donde nos conocimos, ella estaba sola y triste. No me atreví a acercarme, por 3 meses continuamente iba, con la esperanza de encontrarla, luego me di cuenta de que iba un sábado sí y el otro no aparecía, pero iba cada sábado con la esperanza de verla. Ese día no le correspondía ir, me sorprendió estar justo a sus espaldas, así que le dije lo primero que se me vino a la mente.

En el preciso momento que nuestras miradas se cruzaron, me di cuenta de que había algo diferente, era ella pero su mirada ya no se veía triste y por primera vez después de tantos meses decidí hacer mi movida, era suerte o muerte, y definitivamente tuve suerte.

Salgo de lo más profundo de mis pensamientos, caminamos a la sala y nos sentamos en el mueble, quiero saber un poco más de su día, empiezo a interrogarla.

—No has hablado de tu día, ¿me quieres contar? —Se mueve hacia mí, cosa que me deja inmóvil, siempre soy yo el que inicia.

—Luke, no quiero hablar —Es lo único que dice; se coloca de rodillas, sus manos van directo a mi cuello y me empieza a besar.

Mis manos la toman de la cintura, en mi intento de controlar la situación, le desabrocho la blusa y el brasier, si veo sus senos, esos que me encantan, los acaricio, beso y muerdo. Utilizo mi lengua para darles atención y placer.

Se escuchan sus gemidos, en toda la sala se siente ese aire erótico, es así como le gusta que la bese, paso mis manos debajo de la falda, puedo sentir lo mojada que está solo acariciando por encima de sus pantys.

Me encanta sentir que tengo esta reacción en ella, apartó el encaje y empiezo a masajear su clítoris, ella se mueve tratando de encontrar mis dedos.

—¡Por favor más! —Puede una voz excitarte tanto, como ella hace esto conmigo.

La levantó, la acostó en el mueble. Me gusta controlar todo, es la parte donde me gusta ser dominante. bajo mis labios hasta tocar su boca y le hago sentir mi pene duro a través del pantalón. paso mi lengua por su cuello y bajó por su abdomen, quiero llegar a sus entrepiernas.

Mi lengua pasa por su vagina, todos sus jugos están deliciosos, siento su desesperación, introduzco un dedo, son sus paredes húmedas, que me dejan deslizar otro dedo mas, entra y sale y ella se mueve encontrando fricción para sentir más, es el momento donde está por venirse, puedo sentir la presión y como quiere explotar.

—Vamos preciosa, vente que quiero sentirte.

Ella gime, mientras mi lengua sigue en su clítoris y todo lo que se escucha es mi nombre.

—Lucas, que rico que me haces sentir. —Esperé unos minutos para levantarme.

Me quito el pantalón, me ayuda a bajarlo y se sienta en el borde del mueble, abriendo sus piernas para que me posicione entre ellas, de aquí puedo ver sus lindos senos, en los que me encantaría acabar en ellos.

—Ahora quiero follar esa boca tuya, vas a ser buena chica y lo vas a chupar completo. ¿Te sorprende hermosa?, lo que no sabe es que me encanta ver lo bien que lo chupas. como desliza tu lengua desde la cabeza de mi pene hasta la base —Se detiene un momento.

—¿Así o más rápido? —Escucharla hacer esos sonidos mientras trata de meterse todo el largo de mi pene me hace tensar mis bolas.

—Más rápido Alana, quiero que entre todo, no tienes idea lo que he fantaseado sentir tu boca otra vez.

Con eso me sigue chupando, se siente tan rico, antes de venirme quiero penetrar y sentir esa rica vagina.

Ven, la volteo y le pongo sus manos en el espaldar del mueble, puedo ver toda su espalda, su trasero, sus rodillas están en el filo del mueve, abro sus piernas para posicionar mi pene en entrada, froto mi largo y grueso pene por su clítoris. ¡Joder! Se me olvido el preservativo, me muevo a buscar uno de mi billetera y me lo desenrollo.

La penetro desde atrás, escucho como al sentirme entrando gemir, no estoy siendo amable, lo hago cada vez más fuerte sin detenerme.

—Luke, más duro por favor.

La agarro de las caderas, y le traigo hacia mí, duro, que veo como mi pene entra y sale, sus tobillos se doblan de lo excitada que está; me muevo cada vez más empujándome hacia ella. siento que estoy a punto de acabar.

—Acaba conmigo, quiero sentir como nos venimos los dos juntos.

Con lo que le dije ambos llegamos a nuestro clímax, mi orgasmo es fuerte, igual que el de ella, estamos conectados con la sensación de éxtasis, embriagados con el olor del sexo en nuestro cuerpo.

Estoy seguro que lo que siento por ella no es un simple enamoramiento, es más.

Casi sin aliento, ella se recuesta en el mueble, está tan cansada que casi no puede abrir los ojos, la alzó para llevarla a la cama.

Al llegar a la habitación, me recuesto a su lado y paso mis brazos por su cintura, paso mis dedos por su cabello mientras ella pone su cabeza en mi pecho. Me gusta la sensación de tenerla conmigo. No hablamos y nos mantenemos así hasta que ambos nos quedamos dormidos.

 No hablamos y nos mantenemos así hasta que ambos nos quedamos dormidos

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