Mi madre casi me hace enloquecer. Comprendo la situación, lo asustada que estaba, lo malas que habían sido estas últimas horas para ella, pero yo solo necesitaba descansar. A duras penas lo conseguí, pero a la mañana siguiente mi móvil vibró en la mesa junto a mi cama indicando la entrada de un mensaje.
Muñeca:
Por favor, ayúdame.
Bella intenta suicidarse.Hice que mi moto volara por la carretera hasta llegar al hospital donde habían traído a Bella esta mañana cuando se desmayó en comisaría. Corrí por los pasillos buscando la habitación en la que se encontraba según me había dicho la chica de la recepción. Y justo como esperaba, no había nadie. ¿Por qué Ana me mandaba un mensaje pidiendo ayuda y no ponía dónde estaba?
– Disculpa –intercepté a una enfermera que entraba a la habitación en ese momento– ¿Dónde está la paciente de aquí?
– Salió hace un rato con una chica que vino a visitarla –me explicó– Deben haber ido a dar una vuelta.
– ¿Pero no sabe a dónde? –pregunté con el corazón en la boca y ella negó– ¡Es tu maldita paciente! ¡¿Cómo no vas a saber dónde está?!
Seguramente dejé a la enfermera un poco confundida pero no le di tiempo a decir nada más porque salí corriendo hacia el ascensor. Si Bella intentaba suicidarse y seguía allí en el hospital no se me ocurría buscar en otro sitio que no fuera la azotea. ¡Demonios! El ascensor demoraba demasiado.
No esperé a que llegara. Corrí escaleras arriba como un loco. Eran muchas plantas pero sentía eso que te pasa cuando estás en una urgencia, cuando todo depende de ti y sabes que tienes que ganar o de lo contrario las cosas se irán a pique.
En cuanto abrí la puerta para salir a la azotea, vi a Bella llorando, parada sobre el borde y Anabel a unos cuántos pasos de ella con cara de pánico.
Me fui acercando poco a poco a ella para mantener las cosas tranquilas. Bella se veía realmente mal. Creo que pasaría bastante tiempo hasta que esa imagen se fuera de mi mente.
– En el mensaje no ponías dónde se encontraban –le susurré a Ana pero aún así Bella advirtió mi presencia y entonces su llanto fue peor.
– Lo siento, estaba muy nerviosa y no sabía qué escribir exactamente.
– ¿Por qué no has llamado a alguien más? Debías haber pedido una mejor ayuda. No creo que yo sirva de mucho.
– Ella me amenazó con dejarse caer si llamaba a alguien –dijo llena de nervios– Sus padres salieron por unos minutos y me pidieron que la cuidara por ellos. ¿Sabes lo mal que me siento ahora? Si le pasa algo...
– No va a suceder nada –le aseguré.
– ¿Por qué está él aquí? –preguntó ella– Te dije que no quería que pidieras ayuda.
– Me dijiste que no llamara ni a tus padres ni a nadie del personal del hospital. Eso no incluía no llamar a Joshua –le respondió Ana.
– Bella –la llamé con cuidado– No seas tonta, baja de ahí.
– ¿Por qué? ¿No es mejor morir?
– ¿Pero por qué demonios querrías morir?
– ¿Y por qué querría vivir? Quien creía mi amigo era un asesino, y mi novio y una de mis mejores amigas han muerto –dijo con la voz ahogada– Es como tú dices siempre, Joshua. Esto es un infierno.
– No digas eso, venga, baja de...
– ¡No te me acerques! –gritó como toda una histérica– ¡Si das un paso más me tiraré de aquí!
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Contra Toda Evidencia ✔️
Novela JuvenilElla es la típica chica buena de Instituto. Él es el típico chico malo de Instituto. Ella lo odia, aunque le gusta en secreto. Él la molesta, aunque la quiere en secreto. Pero todo es más complicado que eso, porque en un viaje escolar, puede suceder...